Si algo sabe Ibiza es cómo montar una fiesta y ayer fue Santa Eulària, junto con una gran representación de los dos mercadillos más famosos de la isla, el de Las Dalias y el de Punta Arabí, quienes lograron trasladar el ya tan manoseado ´espíritu de la isla´ a Londres. El estand independiente de Ibiza y Formentera se convirtió por obra y gracia de telas de colores, coronas de flores, pulseras hippies y una muestra gastronómica, en un mercadillo en miniatura aderezado además con la música en directo de Jon Michell y Saigo Dicenta.

En pocos minutos este rincón de la WTM se convirtió en un hervidero de gente deseosa de colocarse una cinta de flores en el pelo de la artesana Elisa o llevarse de recuerdo una pulserita recién confeccionada por Veronique. Otros se quedaron fascinados con la demostración de pintura en vivo de la artista Rachel Bath, que en verano trabaja en Las Dalias pero ahora vive en Londres, con lo que contaron con ella también para ambientar la feria.

Para completar la oferta, los empresarios y el ayuntamiento contribuyeron también con una muestra gastronómica. Con no pocos esfuerzos trataron, sin demasiado éxito, de que los camareros londinenses contratados para la ocasión pronunciasen correctamente las palabras bu-ti-fa-rra y so-bra-sa-da a la hora de servirlas a los mayoristas y agentes de viaje que se acercaron al pabellón ibicenco.

Jon Michell, cual flautista de Hamelin, atrajo a los curiosos con los sonidos de su sadhu, una especie de guitarra similar al sitar a la que acompañó a las tablas el percusionista Saigo Dicenta.

Después de cumplir con el protocolo de la mañana y saludar a Bauzá y demás autoridades, hasta las alcaldesas Pilar Marí y Neus Marí se animaron a colocarse una cinta de flores en el pelo y, entre risas, posar para la prensa junto a las empresarias Nuria Moreno, Verónica Juan y Catina Clapés.

Los responsables de ambos mercadillos, Agustín Tur, de Punta Arabí, y Juan Marí (Juanito Dalias), de Las Dalias, junto con el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, se mostraban ayer encantados de la experiencia, con una repercusión de público mucho mayor de la esperada.

La quema de incienso y de savia de Ibiza contribuyó todavía más a crear un ambiente de mercadillo ibicenco que, sin exagerar, fascinó a los visitantes. Colas para las pulseras, colas para las coronas de flores, colas para degustar un vino de Can Rich... solo faltaba que sirvieran un complet del Can Costa para sentirse como en casa en plena WTM. Hoy la experiencia se repite pero de la mano de Sant Antoni que se lleva al dj José Padilla para promocionar la puesta de sol. Ante la falta de iniciativa e imaginación de la ATB del Govern balear para animar la feria y darle un poco de color y calor humano, Ibiza y Formentera ganan por goleada en presencia y atractivos.