La alcaldesa plantea un referéndum sobre la reforma del puerto de Vila

La alcaldesa de Vila, Marienna Sánchez-Jáuregui, baraja convocar un referéndum para que los ciudadanos decidan sobre el proyecto de reforma de toda la zona de los andenes y los muelles antiguos del puerto que debe llevar a cabo la Autoridad Portuaria de Balears(APB). «¿Podremos votar o no?», fue la pregunta de la tercera representante de la oposición municipal que se interesaba por ello en la reunión informativa sobre el proyecto celebrada anoche en el auditorio de Can Ventosa con representantes de vecinos y comerciantes. «Si se puede hacer, se hará», contestó la alcaldesa.

Sánchez-Jáuregui aclaraba así sus intenciones tras la ronda de reuniones y recogida de propuestas que ha emprendido, con el beneplácito de la APB, en torno a la reforma interior del puerto que ha de ejecutarse una vez que se trasladen a los nuevos muelles de es Botafoc las líneas de cabotaje.

El principal dilema que queda por resolver es dónde habrán de operar los barcos que operan en la línea entre Ibiza y Formentera. De las tres opciones planteadas, anoche la mayoría de vecinos y comerciantes se decantaron por trasladar al muelle Norte el tráfico entre las Pitiusas. Pero lo hicieron únicamente porque rechazan categóricamente que los barcos mixtos de carga y pasaje operen en el martillo, como dejó claro Laura Galmés, representante del colectivo de residentes y comerciantes del puerto.

Las navieras, también representadas en la reunión, no quieren que los barcos de pasajeros y mixtos tengan puntos distintos de atraque, porque aseguran que operar desde dos ubicaciones dentro del puerto pondría en peligro la viabilidad de estas empresas. Aun así, aceptan que los buques exclusivamente de carga, como el ´Arlequín rojo´, lo hagan desde el muelle de mercancías.

El empresario Juan Tur Viñas contrapuso el tráfico de las barcos de Formentera, que «no deja un duro», y el de los cruceros de hasta 2.500 viajeros, que podrían amarrar en los duques de alba, junto al Muro, «y cuya llegada es una buena noticia».

El arquitecto Fernando Irurre intervino como portavoz de la asociación vecinal de la Marina para insistir en que durante décadas los vecinos han reivindicado que se saque de esta zona «toda» la carga rodada.

Aunque el responsable de obras y proyectos de la APB, Jorge Martín, no quiso mostrar preferencias por ninguna de las tres propuestas que hay sobre la mesa (la tercera sería trasladar el tráfico entre las Pitiusas también a es Botafoc), sí manifestó que a Formentera viajan un máximo de seis camiones «cada vez». Esto supone, según sus datos, unas 20.000 toneladas anuales de mercancías, frente a las 800.000 que han venido soportando los muelles hasta ahora. Las navieras están dispuestas a concentrar los camiones que vayan a viajar en otro punto del puerto «y llevarlos directamente hasta la bodega».

Nada de ello pareció convencer a la mayoría de los presentes, salvo a los más veteranos, como Juan Ribas, jubilado tras 42 años en Trasmediterránea, que culpó al Ayuntamiento –a sus sucesivos responsables– «del tinglado actual». Jaime Vila, otro vecino y comerciante, discrepó de la representante de los empresarios de la zona (Galmés) al preguntarle «qué daño hacen las barcas [de Formentera]», que en su opinión «darían vida» a la zona.

Rafael Cardona, de la naviera Trasmapi, explicó que un tercio de los pasajeros entre las Pitiusas son isleños; un 10%, traslados y excursiones, y el 60% restante son turistas que van por libre, de los que «se pueden quedar en el puerto» tras visitar Formentera.

El empresario Pedro Matutes, que pidió un estudio de carga para decidir «con información», señaló que también se ha de tener en cuenta el tráfico que generarían los cruceros (unos 50 autocares) y recalcó la gravedad de la discusión: «En Ibiza se soluciona un problema importante cada 20 años, y a nosotros nos ha tocado este. Hagámoslo bien», dijo, a modo de conclusión, aplaudida por todos los presentes.