Córdoba solo dejaría de ser presidente con su dimisión; la moción de censura no vale

La situación de crisis que atraviesa el Consell de Formentera es «inédita» en democracia

Llorenç Córdoba el día de su toma de posesión como alcalde presidente del Consell de Formentera.

Llorenç Córdoba el día de su toma de posesión como alcalde presidente del Consell de Formentera. / C.C.

El posible relevo del presidente del Consell de Formentera está sujeto a dos normativas, dada la doble condición de esta institución como ayuntamiento y consell. Por un lado, rige la Ley orgánica de Régimen Electoral General (Loreg), pero también la Ley de Consells Insulars de Balears y el Reglamento Orgánico del Consell (ROC) de Formentera.

En el caso de que el presidente del Consell de Formentera, Llorenç Córdoba, mantenga su postura y no dimita, la presentación de una moción de censura por parte de sus propios compañeros de coalición, que le pusieron de número uno de la lista como líder de Sa Unió, es prácticamente inviable. El motivo es que según el artículo 197 de la Loreg, sería necesario que esa supuesta moción de censura contra Córdoba fuera apoyada no por la mayoría absoluta de los consellers de la Corporación (nueve), sino por 16.

El motivo está en el segundo párrafo del citado artículo que regula este supuesto: «En el caso de que alguno de los proponentes de la moción de censura formara o haya formado parte del grupo político municipal al que pertenece el Alcalde cuya censura se propone, la mayoría exigida en el párrafo anterior se verá incrementada en el mismo número de concejales que se encuentren en tales circunstancias». Es decir, los que apoyan la moción. Con lo cual, serían necesarios los ocho consellers de Sa Unió más los ocho de PSOE y GxF, contra el voto en solitario del independiente Córdoba.

Esta variable es bastante improbable ya que ninguno de los dos partidos de la oposición estaría dispuesto a dar su voto para qué gobernará la derecha insular, tal y como ambos han insinuado.

En cambio, si el presidente Córdoba mantiene su órdago y no dimite, la gobernabilidad de la institución se vería seriamente afectada debido a las duras críticas que está recibiendo por parte de sus ex socios, a los que, por otra parte, y por decreto podría despojar de las áreas de las que se encargan, que finalmente son una delegación del presidente.

Así las cosas, en todos los círculos políticos locales consultados se entiende que la mejor solución para salir de la crisis de gobierno es que Córdoba dimita, decisión que de momento no está dispuesto a tomar.

A preguntas de este periódico, el presidente admitió: «A lo de la gobernabilidad todavía no puedo responder. Si no hay sabotajes y no ceso a nadie no debería ser grave. Pero no todas las posibilidades dependen de mí. Espero que todos tengamos bastante responsabilidad institucional para no bloquear el Consell y hacer más daño», manifestó.

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