La apuesta y promoción del medio ambiente, a través de medidas sostenibles para conservarlo, es el cometido más importante para garantizar el futuro de Formentera.

Para conservar la tranquilidad, la paz y la serenidad que transmite, la isla se ha convertido en un destino turístico en el que se se realza la fragilidad del territorio y del entorno.

Desde 2019 se aplica la regulación de entrada y circulación de vehículos durante la temporada estival, concretamente desde el 15 de junio y hasta el 15 de septiembre, con el fin de lograr un equilibrio entre el turismo y los residentes.

La posidonia es fundamental para el mar de Formentera. | C.F.

Se trata de una fórmula que apuesta por un modelo de turismo sostenible que garantice la estabilidad ecológica y económica de la isla. Los turistas que decidan visitar Formentera con su propio vehículo deberán contar con una autorización y pagar una tasa.

Las cortas distancias de Formentera hacen que sea una isla perfecta para ser recorrida tanto en bicicleta como andando a través de más de 40 kilómetros de rutas que discurren por caminos rurales y alternativos a las carreteras principales que permiten desconectar del bullicio habitual y conectar con un entorno cuidado e inigualable. El faro de la Mola, tierra de viñedos y pinares, es una visita obligada desde donde se pueden admirar los escarpados acantilados de esta zona de la isla. Tampoco hay que perderse el placer inigualable de sumergirse en el agua cristalina de las playas de arena blanca, un auténtico paraíso.

El faro de la Mola, un lugar de visita obligada. | C.F.

Una vez en la playa, entra en escena una de las protagonistas por excelencia de Formentera: las praderas de posidonia. Esta planta marina, declarada Patrimonio de la Humanidad, es la responsable de la pureza y claridad de las aguas que envuelven a la isla. Con sus ocho kilómetros de extensión, Formentera promueve la conservación de este bien marino a través del proyecto Save Posidonia, una iniciativa a través de la que se puede apadrinar un metro cuadrado de superficie. Los beneficios recaudados redundan en proyectos para su conservación. Este afán por proteger su entorno hace que perduren en el tiempo los increíbles paisajes mediterráneos bien conservados así como el alto valor ecológico submarino.