El paso de Formentera a la fase 2 de la desescalada, el lunes pasado, permite a los residentes en la isla disfrutar del baño en las playas y tomar el sol, dos actividades que, en toda España, solo están autorizadas en cuatro islas: además de en Formentera, en las canarias La Gomera, El Hierro y La Graciosa. Las playas de Formentera han recobrado una cierta normalidad, aunque dentro de una situación absolutamente anómala, marcada por la ausencia de turistas como consecuencia de las restricciones a la movilidad impuestas para contener la propagación del coronavirus. Las aguas cristalinas y las playas de arena blanca de Formentera, con muy pocos bañistas, son ahora la imagen del paraíso soñado por millones de europeos (también españoles) que no pueden viajar a causa del confinamiento.