Despedir el mes de septiembre bailando éxitos de los años sesenta y setenta entre pelucas 'afro' era casi una tradición para muchos ibicencos, que subían fielmente a su cita con la Flower Power programada para las fiestas de Sant Miquel. En el singular marco de la localidad, esta celebración se convertía en el momento perfecto para olvidar el estrés del ajetreado verano y volver a encontrarse con amigos y familiares en torno a la música. Este año no podrá ser.

Tampoco habrá conciertos, como el de Canallas del Guateque o Joven Dolores que completaron el cartel en 2019, ni se organizarán fiestas infantiles de la mano de animadores como Cachirulo, que hacía reír y disfrutar a los pequeños de la casa el año pasado.

El Grup de Teatre des Cubells no subirá al escenario en Sant Miquel, no habrá ninguna representación en esta ocasión. Y ni siquiera los más atrevidos podrán, aunque lo deseen, superar la Spartan Pagesa Race, esa competición por equipos (el año pasado participaron 16) que lleva el esfuerzo a lo más alto para hacerse con la victoria entre resistencia y obstáculos.

Porque, como ha ocurrido ya con muchas celebraciones populares de la isla en los últimos meses, los festejos de Sant Miquel se limitarán a la misa para evitar aglomeraciones de personas y respetar las normas generadas a causa de la crisis sanitaria del Covid-19.

En este tiempo de dificultad, el Ayuntamiento de Sant Joan opta por velar por la seguridad de los ciudadanos suspendiendo todos los actos, excepto el religioso. La misa comenzará a las doce del mediodía, con aforo limitado y todas las medidas de seguridad. No quedará otra que celebrar el día del patrón en petit comité. Y esperar que el año que viene Sant Miquel pueda organizar sus actividades festivas con toda normalidad.