Si hoy se celebra el día grande de las fiestas de Portinatx para los mayores de la localidad, el viernes lo fue para los más pequeños.

Centenares de personas, entre vecinos y turistas, invadieron la playa de s'Arenal Gros para perderse entre carcajadas y gritos al ritmo de las actividades que se organizaron tanto dentro como fuera del agua.

A las 16 horas arrancó la carrera de sacos, y sólo 30 minutos más tarde, llegó una de las actividades más esperadas por los niños: las actividades sobre las tablas de paddle surf.

El reto comenzó con varios juegos de equilibrio. Era importante ganar confianza y tener un primer contacto con las tablas.

Una vez que el instructor comprobó que todo el mundo era más o menos capaz de aguantar de pie sin caer al mar, se preparó para organizar las carreras.

Primero fue el turno de los pequeños, que subieron a la tablas sin miedo alguno, agarraron el remo y empezaron a deslizarse sobre el agua sin temor a mojarse.

Para muchos, era la primera vez que probaban este deporte en auge, pero eso no impidió que, en pocos minutos, lograran controlar la tabla como si hiciera años que remaron encima de ella.

Una vez acabada la primera carrera, fueron los adultos los que tuvieron que demostrar estar a la altura de la destreza de los que, con orgullo, habían demostrado ser pequeños pero valientes.

Los primeros adultos no lo tenían muy claro. El miedo se apoderó de más de uno, pero tras ver que, pese a que la tabla se movía, no se caían, empezaron a ganar confianza y lo que hasta ese momento eran gritos de pánico, se convirtieron en sonoras carcajadas y batacazos.

Acabadas las carreras, la fiesta continuó, un año más, con la animación del payaso Corbata, que pese a llevar más de 20 años en este entrañable oficio, disfruta de cada uno de sus espectáculos como si del primero se tratara.

Corbata sólo tenía un objetivo, lograr dibujar en la cara de todos los asistentes, la misma sonrisa que llevaba él.

No fue complicado, hasta Portinatx se acercaron familias enteras de toda la isla, dispuestas a reír y pasar un buen rato junto a todos sus amigos.

Tras los primeros compases de un show cargado de magia, Corbata se hizo con una manguera y se propuso acabar con el calor que grandes y pequeños sufrían desde hacía rato.

Ya refrescados y con las energías renovadas, llegó, al fin, la esperada fiesta de la espuma al lado de un castillo hinchable que, en breves minutos, se llenó de niños que sólo tenían ganas de saltar, bailar, llenarse de espuma...

La jornada terminó con el torneo de fútbol 7 en las pistas deportivas del Hotel Club Portinatx.