ELECCIONES 23J

Vox intenta desactivar la fuga de votos a Feijóo: "Atacándonos ponen en riesgo la mayoría"

Crece la inquietud por la embestida de Feijóo en busca de sus electores y la dificultad para trasladar los mensajes y retener votos

Abascal activa un plan de defensa insistiendo en que si el PP se pasa, la alternativa a Sánchez puede decaer

El líder de Vox, Santiago Abascal, en un mitin en Málaga.

El líder de Vox, Santiago Abascal, en un mitin en Málaga. / Jorge Zapata

Paloma Esteban

El llamamiento directo a los electores de Vox que Alberto Núñez Feijóo ha activado en estos días —llegando a afirmar que valdrán para lo mismo que “los de ERC, el partido de Puigdemont o Sumar, porque todos garantizan que Pedro Sánchez se queda en la Moncloa”— está obligando a reaccionar a Santiago Abascalante una fuga de papeletas en nombre del voto útil que preocupa a la extrema derecha. 

Abascal, el principal activo electoral en cualquier campaña y muy especialmente en esta de las generales, tiene actos todos los días o entrevistas sin descanso. Otros portavoces como Iván Espinosa de los Monteros, Ignacio Garriga o Jorge Buxadé también están teniendo protagonismo en distintas provincias. Pero la realidad es que en Vox lo fían todo a la marca de su líder. Los mensajes están pensados al milímetro para no pasarse de frenada con potenciales electores que estén dudando en este momento entre PP y Vox. Evitan los ataques frontales hacia Feijóo, pero el endurecimiento en las advertencias se ha ido notando en las últimas horas bajo la premisa de que “está en riesgo la mayoría” que termine con el Gobierno de la izquierda.

Dirigentes de peso reconocen a este diario las “dificultades” para trasladar su mensaje en mitad de la embestida de Feijóo. La ventaja de Vox siempre ha sido la fidelidad que todas las encuestas muestran de sus votantes. De hecho, en la cúpula continúan confiando en un suelo muy consolidado “que si no se ha ido al PP, no lo hará ahora”. Reconocen, eso sí, que tampoco los conservadores habían estado tan fuertes como en este momento. Nunca temieron esta situación con Pablo Casado y, en realidad, no lo hacían con Feijóo hasta hace relativamente poco. 

El 28M cambió algunas cosas, pero también coronó a Vox tercera fuerza. Su entrada en el futuro Govern de la Comunidad Valenciana, doblegar el brazo al PP en Extremadura o los cientos de ayuntamientos pactados les dio todavía más fuerza para derribar el mensaje de que sólo servía votar al PP porque ellos no gobernarían. Ahora reconocen que el tablero se ha vuelto a mover.

El debate del lunes, llamado a ser una victoria fácil para Pedro Sánchez, tuvo un final bastante inesperado. El presidente del Gobierno salió derrotado, según admiten ya en su propio partido. Elevó demasiado las expectativas y le faltaron reflejos frente un Feijóo que empezó atacando y no cambió de estrategia. En Vox tampoco esperaban que el dirigente gallego saliera tan reforzado.

Tampoco que con tanta claridad se dirigiera a los votantes de su partido, el de Abascal, ya sin medias tintas, reconociendo que necesita la mayor parte de los apoyos del bloque de la derecha para un Gobierno en solitario. Que Feijóo hable abiertamente de que apoyar a Vox es lo mismo que apoyar a uno de los socios de Sánchez molesta y preocupa a partes iguales. 

La presencia de José María Aznar ayer en Murcia, granero de votos para Vox, justo después de tumbar la investidura del popular Fernando López Miras por negarse a contar con ellos en el Gobierno autonómico, también hace daño a los de Abascal. El expresidente se abalanzó: “Los que ponen palos en las ruedas se van a equivocar”.

En Vox trasladan dos ideas para contrarrestar al líder popular. En primer lugar, que su insistencia por robar votos por su derecha podría poner “en riesgo la alternativa”, señalan fuentes de la dirección, descartando que Feijóo vaya a conseguir “esa mayoría suficiente” de la que habla. Pero, al mismo tiempo, reconocen que las cosas no serán sencillas si realmente el PP supera la barrera de los 160 escaños. 

En segundo término, el gran mensaje de Vox es hablar sin tapujos, cosa que no creen que Feijóo pueda hacer por mucho que el día del cara a cara sacara un perfil más duro. Abascal lo ha ido repitiendo esta semana “El riesgo ante el que estamos, la amenaza a la alternativa, lo vimos en el debate. Tenemos que decirle a nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo o los que estéis de vacaciones lo que tenemos que hacer. Nosotros sí creemos que hay alternativa, no es que vayamos a derogar el sanchismo, sino que vamos a derogar el socialismo, el comunismo, y al terrorismo hay que barrerlo de las instituciones”, dijo el martes desde Málaga. 

Vamos a derogar la memoria histórica, la ley del solo sí es sí, la ley trans, las leyes penales que han desprotegido España. Y a los españoles hay que preguntarles en referéndum por muchas cosas, por soberanía energética, sobre inmigración o la legalización de los partidos separatistas”, avanzó, con medidas que en ningún caso contempla Feijóo. Pero el mensaje quedó claro: sin su presencia en el Ejecutivo no se llevará a cabo el programa y desconfían de que Feijóo vaya a deshacer las políticas de esta legislatura.