Wonka, el origen fabuloso del excéntrico chocolatero

Tras Gine Wilder y Johnny Depp, el omnipresente Timothée Chalamet se mete en la piel del coprotagonista de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’, el cuento de Roald Dahl cuyo universo se ve ampliado con esta suerte de precuela ideada por los creadores de la exitosa saga ‘Paddington’.

Timothée Chalamet en 'Wonka'.

Timothée Chalamet en 'Wonka'. / ARCHIVO

POR A. GaNUZA / q. casas

En Warner no dan puntada sin hilo, y se estaban guardando un último gran bombazo para la cartelera de Navidad. Porque sí, nadie duda de que 'Wonka', la nueva adaptación de 'Charlie y la fábrica de chocolate', el libro más famoso de Roald Dahl –y uno de los más vendidos de todos los tiempos– resistirá en salas las semanas que todavía quedan hasta que comiencen a abrirse los turrones y padres e hijos comiencen sus pequeñas vacaciones de invierno; lo que se traduce en tardes libres con frío en las calles y, por tanto, idóneas para meterse en un cine a comer palomitas en familia.

Y nadie lo duda por el tirón que tiene esta historia, ya adaptada antes en dos ocasiones: en 1971, de la mano de Mel Stuart y bajo el título 'Un mundo de fantasía', y en 2005, por nada menos que Tim Burton, quien sí respetó el nombre original de Dahl. En la primera fue el icónico Gene Wilder el encargado de dar vida al personaje principal de esta historia –con el permiso del joven Charlie Bucket–, Willy Wonka, el excéntrico propietario de la fábrica de chocolate, mientras que en la versión del responsable de 'Pesadilla antes de Navidad' fue una superestrella del tamaño de Johnny Depp. Desde luego, la misión de reemplazarles en semejante papel es casi suicida, pero en realidad este es otro de los puntos fuerte de esta producción. Y es que el encargado de dirigir a los oompa loompas –ojo con Hugh Grant liderando este enjambre de pequeños duendecillos– es el hombre de moda, Timothée Chalamet.

El protagonista de 'Call me by your name' y de otra adaptación –y superproducción– de rabiosa actualidad, Dune, que regresará con su segunda parte en 2024, se mete en la piel del maestro chocolatero y encabeza un reparto en el que, además de Grant, aparecen Rowan Atkinson, Sally Hawkins, Olivia Colman... En definitiva, un elenco de lujo a servicio de Paul King, responsable de la exitosa saga 'Paddington' y, junto con Simon Farnaby, del guion del filme. Por cierto, la cinta no es exactamente una actualización de las anteriores (las citadas); ni siquiera una adaptación del texto original...

Porque, en realidad, 'Wonka' fabula sobre cómo pudieron haber sido los orígenes del personaje de Chalamet. Es decir, que King y Farnaby se inventa un nuevo imaginario –sin traicionar el original– que completa la historia de Dahl. Aunque, eso sí, se toman sus licencias... En este nuevo diseño del mundo fantástico de 'Charlie y la fábrica de chocolate', las alcantarillas de la ciudad se convierten en una red similar a la de la resistencia en tiempos bélicos, y 'Wonka' y sus amigos actúan como manteros escondiendo sus tenderetes cuando llega la policía. Y es que en esta historia hay una organización criminal, definida como un cartel del chocolate, vigilada por quinientos monjes adictos al cacao y los bombones y que guarda sus tesoros en el subsuelo de una catedral. Algo de mala uva gasta la película pese a su pulida superficie...

Además, en esta reconstrucción brilla tanto el diseño de producción como las canciones, ya que de un musical se trata, compuestas por los Divine Comedy Neil Hannon y Joby Talbot: pop, cabaré, musical clásico y Kurt Weill bien ensamblados. Las buenas ideas abundan: en la ciudad a la que llega el joven 'Wonka', la policía cobra a todos aquellos que sueñan despiertos, y las chocolatinas saladas del protagonista están hechas con lágrimas agridulces de un payaso ruso. Roald Dahl sin Roald Dahl. Y, eso sí, con un Timothée Chalamet más comedido de lo normal.

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