Diario de Ibiza

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Imaginario de la isla

Platges de Comte, el nuevo cámping de Ibiza

La orilla de uno de nuestros paisajes más icónicos amanece a diario con una barrera de autocaravanas y furgonetas camperizadas. A pesar de que la acampada libre está prohibida en la isla, la sensación es que todo el territorio está ejerciendo como campamento

Caravanas alineadas frente a la costa de Platges de Comte. X.P.

El egoísta sería capaz de pegar fuego a la casa del vecino para hacer freír un huevo. (Francis Bacon)

Platges de Comte. Sábado, 27 de agosto a las 9,30 horas de la mañana. Pese a las lluvias torrenciales y la tormenta eléctrica que rugió la noche anterior, el día ha amanecido radiante, con un cielo límpido y azul. El mar no es exactamente una balsa de aceite, pero poco le falta. Imagino la maravilla de despertar frente a la inmensidad de este paisaje y contemplar cómo el relieve pétreo de los islotes de poniente se enciende al alba, que despunta por la retaguardia, entre pinos, sabinas y dunas.

En Ibiza ya no es necesario ejercer como turista potentado y disponer de una villa en los alrededores para gozar esta aurora. Por ejemplo, en la nueva urbanización de lujo que aún sigue en construcción en la loma de ses Roques Males y que, incomprensiblemente, ha podido llevarse a cabo en una zona que prácticamente se mantenía virgen. Basta con agenciarse una autocaravana, echarle morro e integrarse en el escuadrón motorizado que cierra por completo la línea de acantilado en el llano que separa los restaurantes Illa des Bosc y Ses Roques, y que continúa más allá, en dirección a la torre d’en Rovira.

En este minúsculo tramo se agolpan más de veinte autocaravanas y furgonetas camperizadas, cuyos ocupantes a estas horas hacen lo mismo que cualquier hijo de vecino un sábado: desperezarse, desayunar y planear el día, aunque aquí con algo menos de intimidad, pues el calor aprieta y casi todos tienen puertas y ventanas abiertas. Entre un vehículo y otro apenas hay un metro de distancia, pero así es el nuevo modelo vacacional de Platges de Comte: en una casa sobre ruedas, con las incomodidades y estrecheces que el modelo conlleva, pero con unas vistas imperiales.

En portales de alquiler

Ni tan siquiera hace falta coger el ferry a Ibiza con uno de estos vehículos en la bodega. En los portales de alquiler residencial los ofrecen por días y semanas, como pisos y casas, y su ubicación en un parque o área natural es parte del reclamo. Antiguamente, las caravanas eran un fenómeno asociado al mochilerismo evolucionado. Entonces, se apostaban al otro lado de Comte, cerca del Racó d’en Xic, frente a s’Espartar, hasta que el Ayuntamiento cerró el acceso con piedras grandes. Sin embargo, hoy recurre a ellas toda clase de gente. Son tendencia.

En la costa de poniente no solo aguardan en Comte sino también en Cala Tarida, los acantilados de Cala Vedella y la bahía de Portmany. Y es fácil verlas en otras muchas zonas de la isla, desde el Parque Natural de ses Salines a las playas de Sant Joan y Santa Eulària. Incluso en los valles y bosques del interior, donde no son tan fácilmente detectables cuando acampan.

En otras zonas urbanas, cerca de servicios esenciales, también podemos hallarlas, pero suelen estar ocupadas por trabajadores de temporada que no han encontrado mejor solución residencial. La inmensa mayoría de ellas, en definitiva, pululan por el litoral, las conducen turistas y ahora amenazan con incrementarse de forma exponencial, pese a que en Ibiza la acampada libre está prohibida. Pero, ¿a quién no le gusta amanecer en Platges de Comte por un precio módico?

El peligro de incendio que implica su presencia, la ocupación del espacio público y la agobiante saturación que generan, al parecer, son cuestiones secundarias. La sensación de asfixia es cada vez mayor en Ibiza y las autocaravanas son parte del problema.

Efecto llamada

En medio de la polémica por esta invasión de autocaravanas, que en el verano de 2022 parece haber alcanzado unas cifras de récord, las policías locales de distintos municipios manifiestan haberse esforzado en poner multas. Entre los municipales de Vila, Sant Josep y Santa Eulària se contabilizan unas 250 sanciones. Sin embargo, cada día parece haber más. La presión policial, insuficiente en relación al fenómeno, no logra el efecto disuasorio necesario. Con la presencia de tantos vehículos que campan a sus anchas por los parajes isleños se consigue justamente lo contrario: un rotundo efecto llamada.

Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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