La transición energética: desafío y oportunidad para Ibiza

IbizaPreservation insiste en un modelo sustentado en Políticas, infraestructuras y tecnologías apropiadas y sostenibles

Placas solares instaladas en el CEIP Portal Nou con fondos europeos. | D.I.

Placas solares instaladas en el CEIP Portal Nou con fondos europeos. | D.I. / ITZIAR ARRATIBEL OSTOLAZA

ITZIAR ARRATIBEL OSTOLAZA

A finales de marzo, desde el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation lanzamos la noticia del aumento de la temperatura en Ibiza de 1,07º C desde inicios del siglo pasado (niveles preindustriales) hasta 2018, pasando de 17,69 a 18,73 grados centígrados. Esta subida de un grado, que a priori puede no parecer significativa, es en realidad una variación climática de riesgo, al acercarnos a los 1,5 grados de calentamiento que la comunidad científica establece como punto de inflexión.

Un punto de inflexión, ¿hacia dónde? El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU lleva años generando informes exhaustivos y demoledores sobre las consecuencias del aumento de la temperatura global. La subida del nivel del mar, el aumento de la intensidad de las olas de calor y sequías, el incremento de los índices de incendios forestales, la pérdida de ecosistemas y el impacto en la salud y la seguridad alimentaria, son efectos que ya se están observando y que irán en aumento. De hecho, en su último informe de febrero de 2022 advierte que, a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala, limitar el calentamiento a cerca de 1,5 ºC o incluso a 2 ºC será un objetivo inalcanzable.

Los países intentan reducir su dependencia de los combustibles fósiles, pero a día de hoy siguen siendo la fuente principal de energía. La guerra en Ucrania ha visibilizado esta situación de manera indiscutible, generando un fuerte impacto en la geopolítica global. Esta otra consecuencia de este despiadado conflicto bélico, pone de manifiesto una vez más que el mundo necesita acelerar rápidamente su transición a las fuentes de energía limpias para mitigar el cambio climático, y, para ello, la transición energética es nuestra principal herramienta.

Incendio en Monte Cristo.  | TONI ESCOBAR

Incendio en Monte Cristo. | TONI ESCOBAR / ITZIAR ARRATIBEL OSTOLAZA

La transición energética se entiende como el conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de energía que propicien la transformación de un sistema energético basado en los combustibles fósiles en uno basado en las energías renovables. Se puede definir de esa manera, pero no es solo eso, ya que este proceso requiere un cambio de paradigma y transformación social: un cambio en nuestras pautas de consumo que requiera menos energía junto con la redistribución de la misma.

Menos energía, por el hecho de que las energías renovables, sin duda imprescindibles, difícilmente van a poder dar respuesta a la cada vez mayor demanda energética que generamos las sociedades humanas para sostener nuestro modelo económico y modo de vida. No debemos obviar, además, que las renovables dependen de otros minerales para ser producidas, como el litio, el cobre, el cobalto y el platino, también finitos y algunos de ellos en claro proceso de agotamiento.

Y redistribución de la energía, porque la problemática es global, y hay contextos privilegiados que realizan consumos desorbitados mientras otras poblaciones no pueden acceder a un uso energético mínimo capaz de satisfacer las necesidades básicas y el derecho a una vida digna. Por eso, la transición energética ha de reconocer la energía como un bien común y asegurar su redistribución desde un enfoque de justicia social.

Pero, ¿qué aporta Ibiza desde lo local a esta problemática global? Por lo pronto, la penetración de energías renovables en la isla es muy escasa y sigue suponiendo una gran dificultad en el camino hacia la descarbonización y la autosuficiencia energética. Aun teniendo en cuenta que los datos de producción y demanda energética del 2021 generados por el Ibestat son preliminares, éstos no son nada positivos. Ibiza ha reducido su producción de energía renovable (fotovoltaica) en un 33 % respecto al 2020, lo que significa que, del total de capacidad de producción energética insular, la energía renovable supone únicamente el 0,38 %. Aunque podamos considerar que no es un dato definitivo, o que hay cierta cantidad de producción de energía renovable que no llega a contabilizarse dentro de ese porcentaje, el hecho es que son números irrisorios para la grave problemática a la que nos enfrentamos.

Ibiza es, además, la isla de las Baleares con menor porcentaje de producción de energías limpias ya que en Mallorca, el 3,6 % de la energía generada es renovable, en Menorca el 2,74 % y en Formentera, el 18,35 %.

Incendio forestal en la s’Atalaia de Sant Antoni del día 8 de agosto 2017. | JUAN A. RIERA

Incendio forestal en la s’Atalaia de Sant Antoni del día 8 de agosto 2017. | JUAN A. RIERA / ITZIAR ARRATIBEL OSTOLAZA

Cuando nos sumergimos en los datos y en su análisis, podemos llegar a constatar que, aunque llevemos años hablando de los efectos del cambio climático en la sostenibilidad de la vida, la inacción -o al menos, una escasa respuesta- es algo que, lamentablemente, nos caracteriza. En este sentido, cabe recordar que la isla de Ibiza fue seleccionada para participar en la iniciativa de la Unión Europea Clean Energy for EU Islands (Energías Limpias para las UE Islas), cuyo objetivo es acelerar la transición energética de más de las 2.700 islas que la integran. En el marco de este programa, Ibiza tuvo la capacidad de diseñar en el 2020, en plena pandemia, su Hoja de Ruta para la Transición Energética, con la participación de toda una serie de agentes de la sociedad civil, la administración pública, el ámbito educativo y el tejido empresarial.

Esta Hoja de Ruta integró una definición estratégica para el proceso de transición hacia un modelo socioeconómico y cultural basado en la energía limpia, detallando una visión de la isla compartida y concretando objetivos comunes y estrategias efectivas en las siguientes esferas: generación de electricidad, edificación de bajo o nulo consumo energético, movilidad interna sostenible, transporte desde y hacia la isla, y la transición sociocultural. Desgraciadamente, esta Hoja de Ruta ha tenido una muy escasa repercusión debido a la ausencia de competencias a nivel insular en materia de energía, así como a dificultades de ejecución dentro de los órganos de la propia estructura administrativa que impiden posibles avances.

El Govern balear, impulsor de la declaración de emergencia climática de las Illes Balears en noviembre de 2019, presentó en mayo en Ibiza su Plan de Inversiones para la Transición Energética de las Illes Balears. Este Plan cuenta con 233 millones de euros pactados con el Ministerio de Transición Energética procedentes de los fondos Next Generation y debe desarrollarse antes del 2025 para asegurar la ejecución de los fondos. En este sentido, se plantea que, para el año 2023, los cinco programas de actuación establecidos estén en marcha: oficinas de dinamización para la transición energética; inversiones en proyectos innovadores, tractores o estratégicos; retos de la insularidad; actuaciones integrales socialmente justas; generación y almacenaje renovable distribuible y socialmente justo.

La transición energética: desafío y oportunidad para Ibiza

La transición energética: desafío y oportunidad para Ibiza / ITZIAR ARRATIBEL OSTOLAZA

Este nuevo escenario de recursos económicos y técnicos plantea, a priori, un par de interrogantes. La primera cuestión es si las instituciones de la isla, tanto ayuntamientos como el Consell Insular, cuentan con la capacidad técnica, humana y procedimental para hacer frente a unos plazos de ejecución tan cortos con la agilidad y eficiencia necesarias. Y, por tanto, asegurar que parte de esos fondos lleguen a Ibiza. La segunda, nos lleva a plantearnos si esta necesaria pero acelerada entrada de recursos va a permitir una toma de decisiones que considere los impactos sociales, paisajísticos y medioambientales de los proyectos energéticos a implementarse, respetando la visión y las demandas de la isla y fundamentándose en su propia Hoja de Ruta.

Y es que la carrera contrarreloj para dar respuesta a la emergencia de la transición energética está generando en distintos contextos tensiones vinculadas con la definición y desarrollo de un nuevo modelo energético renovable, propiciando malestares por una hiper energización rural y afectando a entorno naturales de innegable valor paisajístico.

Ante estos escenarios, desde el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation abogamos por una transición energética sustentada en políticas, infraestructuras y tecnología apropiadas y sostenibles, que tengan en cuenta los límites biofísicos del planeta y las necesidades comunitarias y colectivas, y que promuevan un cambio en nuestro comportamiento y estilo de vida. Una transición que se base en las particularidades de nuestra isla, que entienda las repercusiones de sus acciones a nivel local y global y que se sustente en un trabajo conjunto de todos y cada uno de los agentes que integramos este territorio frente a este gran reto compartido, que es, al fin y al cabo, la sostenibilidad de la vida.

Un largo camino por recorrer

Ibiza se coloca, en estos momentos, muy lejos de alcanzar la penetración de energías renovables del 35 % establecido por la Ley balear de cambio climático y transición energética para el 2030 y de hacer frente al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7 que busca aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas del territorio. 

El Observatorio de Sostenibilidad es un proyecto de IbizaPreservation.

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