Imaginario de Ibiza

El agua de Comte y las siete maravillas de Ibiza

Cada isleño, cuando recibe la visita de amigos o familiares foráneos, tiene su propia lista de lugares imprescindibles. Sin embargo, ¿cuál sería el enclave elegido si solo se pudiera elegir uno?

S’Espartar y los illots de Ponent desde Comte

S’Espartar y los illots de Ponent desde Comte / xescu prats

Xescu Prats

Xescu Prats

Para mí fue siempre el mar un confidente, un amigo que absorbe todo lo que le cuentan sin revelar jamás el secreto confiado y que da el mejor de los consejos: un ruido cuyo significado cada uno interpreta como puede. (Ernesto ‘Che’ Guevara)

En el mundo antiguo existía una lista de siete maravillas que todo gran viajero y explorador podía aspirar a contemplar. De todas ellas, únicamente se conserva la más antigua, la gran pirámide de Guiza (2570 a.C.), en Egipto, donde también se hallaba el faro de Alejandría. Las otras cinco eran el templo de Artemisa y el mausoleo de Halicarnaso, en Turquía; el Coloso de Rodas y la estatua de Zeus en Olimpia, ambas en Grecia, y los jardines colgantes de Babilonia, en la actual Irak.

La razón de que fueran siete y no cinco, ocho o diez radica en que, para la cultura helénica, este número, el primo más alto de una cifra, se consideraba perfecto. Desde aquella antigüedad se repite esta costumbre de configurar relaciones de enclaves, para elevarlos sobre la mundanidad y calificarlos como algo único.

En nuestras islas cada pitiuso, aunque sea inconscientemente, elabora su propia lista y acude a ella cada vez que un familiar o un amigo llegado de fuera inquiere acerca de aquello que es impepinable conocer antes de volver a casa. Muchos ibicencos no dudarán en incluir la torre des Savinar, con el islote de es Vedrà como telón de fondo; los estanques del Parque Natural de ses Salines, donde lamentablemente permanece cerrado su centro de interpretación por la desidia institucional; las murallas renacentistas de Dalt Vila, las puestas de sol desde ses Variades, la belleza de Benirràs o el Puig de Missa de Santa Eulària, entre otros, pues todos ellos constituyen iconos de los innumerables prodigios que concentra Ibiza.

Cara y cruz del atardecer

Hay días en que la orilla de Comte, incluso en pleno verano, recibe mayor afluencia de público al atardecer que a pleno día. Contemplar la puesta de sol entre los islotes constituye, sin duda, uno de los momentos insólitos que ofrece Ibiza. Sin embargo, mientras el cielo se enciende, los colores del mar se van apagando progresivamente y la electricidad de los azules, allá donde los fondos son arenosos, pierde ese vigor que la hace única. Platges de Comte requiere ser contemplada a mediodía, con el sol brillando en lo alto y, en todo caso, aguardar desde entonces la llegada del ocaso.

La dificultad, sin embargo, radicaría en tener que elegir uno solo de estos emplazamientos; un único lugar que simbolice a la propia isla. Con semejante condicionante, la mayoría elegiría un paisaje impactante aunque vinculado, de algún modo, a las propias vivencias. Hasta es probable que dicho rincón cambiara según las circunstancias personales y las emociones de cada momento. En mi caso, este lugar se debate entre es Vedrà, desde los acantilados de Cala d’Hort, y la orilla de Platges de Comte; y tal vez acabaría decantándome por este último.

Son muchas las razones: El mar de islotes, con s’Espartar, s’Illa des Bosc y sa Conillera en primer plano, y ses Bledes en la lejanía, entre las dos primeras; la arena gruesa sembrada de fragmentos de conchas, que prácticamente se despega sola, donde desenterrar tesoros infantiles en forma de opérculos y caracolillos; el contraste entre los tramos abruptos donde los pescadores han apostado sus varaderos, como en es Racó d’en Xic o ses Roques Males, a ambos extremos de este tramo de costa tan singular; el balneario que componen las apacibles riberas de arena, y, sobre todo, la luz e insólita la transparencia que proyecta un agua tan turquesa que impide dejar de mirarla.

Al zambullirse en este mar imposible, no resulta extraño escuchar expresiones de asombro en los más variopintos idiomas; gente que manifiesta el privilegio y lo insólito de estar ahí y las sensaciones oníricas de bucear en un agua que es aún más transparente que el aire.

Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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