SUPERCOPA

La tormenta perfecta del Real Madrid en Arabia Saudí: cinco al Atlético y cuatro al Barça

El conjunto blanco fue un ciclón ofensivo frente a sus dos máximos rivales, consiguiendo nueve goles de múltiples formas

El Real Madrid conquistó la Supercopa en Riad contra el Barça.

El Real Madrid conquistó la Supercopa en Riad contra el Barça. / EFE

Denís Iglesias

A final del mes de septiembre, Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, mostraba su disgusto al analizar un problema impropio del conjunto blanco. "Cuando no marcas te viene la ansiedad y la preocupación. Es lo que está pasando y nosotros tenemos que seguir dándole la confianza". El italiano se refería a Rodrygo, que se había convertido en el atacante con peor puntería de Europa. Era la representación palmaria de un equipo que metía un gol por cada 11,8 remates. Los nueve tantos anotados en la Supercopa ante el Atlético y el Barcelona parecen no pertenecer a la misma criatura deportiva

El Real Madrid ha sido capaz de tener la paciencia necesaria para ir afinando el punto de mira y regresar de Arabia Saudí como un equipo que transforma en gol todo lo que toca. Lo hace desde todos los registros. Sirvan estos dos ejemplos: el remate de Mendy incorporándose desde atrás en la semifinal y cualquiera de las diagonales trazadas por Vinicius o Rodrygo contra el Barcelona. Hasta siete jugadores diferentes vieron puerta en Arabia.

Durante muchas jornadas, el caudal de tantos tenía un único origen: Bellingham (sigue siendo el máximo goleador de la temporada con 17 dianas). El inglés ya puede dedicarse a tareas que le son más propias como las asistencias. Dibujó una magnífica para Vinicius, la gran estrella en la goleada contra el Barça. El brasileño no necesitó esmerarse en el regate, le bastó con explorar el espacio que tenía por delante, combinándose con Rodrygo en un cóctel explosivo. Hasta Rüdiger, que no es el más docto en la salida del balón, tuvo tiempo de sobra para buscar en largo a la dupla. 

"Vinicius brilla casi siempre"

Precisamente, el atacante brasileño ha sido muchas veces señalado en el pasado por la falta de claridad en los últimos metros. Con un latifundio por delante, desde el que acabó con Araujo, el antídoto de Xavi en anteriores ‘clásicos’, tuvo todo el tiempo del mundo para imaginar las mejores definiciones frente a un Iñaki Peña incapaz. Vinicius deshacía una y otra vez la ilusión en la que el Real Madrid hizo caer al Barça.

"Vinicius brilla casi siempre. Meter tres goles no es normal. Ha hecho un gran partido. Siempre los hace. Se puede negar un tanto, pero el esfuerzo que hace siempre es fenomenal. Es de los mejores del mundo", le alabó Florentino Pérez, quien desde la altura de un proyecto consolidado y saneado -a pesar del esfuerzo de gasto en el Bernabéu-. "Esto pasa (el resultado 4-1) en estos torneos y en estos partidos. Lo normal es que pasen cosas así. Hemos jugado muy bien los dos partidos. La gente se ha divertido y hemos transmitido que tenemos un gran equipo", añadió el máximo mandatario madridista, que consoló a Joan Laporta. Se reencontraron en Riad después de la distancia que se generó por el caso Negreira, reducida en la Supercopa y con el apoyo común a la Superliga.

Ancelotti está en una nube

El conjunto blanco le entregó el balón a un contrincante que, por medio de su actual entrenador, había reivindicado el 'cruyffismo' en la previa. Una apelación en vano. Presionaba sin hacerlo. Los atacantes no eran capaces de asfixiar la salida de balón de un Real Madrid que salió en tromba cada vez que tuvo la oportunidad, retratando el pobre nivel de zagueros como Koundé o el propio Araujo. Todo funcionó a la perfección en la mente y en la pizarra de un Ancelotti que iguala en títulos con Zidane en la escala del club blanco. Sin embargo, "el trofeo a la vitrina y a seguir", como dicta la mentalidad de una entidad obligada a ganar siempre. Da igual la escuela de pensamiento o el espíritu táctico.

"Este club me apoya y da cariño... Estoy en una nube. Pero de las nubes también se puede bajar", afirmó el italiano en la rueda de prensa posterior a un partido en el que recibió el cariño de Florentino Pérez en el césped. Después de un mercado de verano que generó la desconfianza en el técnico italiano por la falta de refuerzos deseados, el devenir positivo de la primera vuelta del campeonato ha limitado todas las asperezas.

Mano izquierda, experiencia y estilo

"El Real Madrid y Ancelotti encajan muy bien", dijo el máximo mandatario blanco, quien tomó la decisión de renovar a Carletto hasta 2026. La mejor decisión para todas las partes. Aunque el italiano se dejó seducir por Brasil, como él mismo admitió, el equipo blanco siempre ha sido la primera de sus prioridades. A día de hoy no un entrenador que combine tan bien la experiencia, la mano izquierda y la interpretación del juego. 

Ancelotti escapó de la lucha de estilos que planteó Xavi en la previa con una lección de madurez. Dijo que no le importa cómo jugar si el resultado era la victoria. Pero el italiano volvió a dar una lección táctica tanto antes como durante el partido. Orientó a Vinicius en los movimientos e intervino para sustituirle cuando se enredó en provocaciones de las que él mismo se arrepintió en la comparecencia como MVP del partido. 

El Real Madrid no piensa en Mbappé. Tampoco en ningún refuerzo particular, a pesar de que la Supercopa es solo uno de los múltiples asaltos que le espera a Ancelotti. Fichó a Bellingham y acertó. En la final de la Supercopa imaginó pases como si fuera Zidane. Su colérica adaptación tiene por detrás también la mano de Ancelotti, que, a diferencia, de Xavi, sabe sacar lo mejor de cada jugador y no se adscribe a un sistema o un estilo que no puede defender. Ni en el campo ni en el discurso.