Elogios en la Bundesliga

La mutación del VAR en Alemania: de las críticas a los abrazos

La Bundesliga vivió momentos tensos en los inicios del videoarbitraje en 2017. Ahora se ve como una herramienta clave que evitar errores graves como en el último Leverkusen-Bayern.

Kevin Prince Boateng discute con Amadou Haidara ante Wilfried Kanga durante el partido Hertha Berlín - Leipzig.

Kevin Prince Boateng discute con Amadou Haidara ante Wilfried Kanga durante el partido Hertha Berlín - Leipzig. / EFE

Raúl Paniagua

Con los errores se aprende y se avanza. Ese sería el resumen de la evolución del VAR en Alemania, país pionero en la implantación del videoarbitraje en 2017. Los comienzos de la tecnología en el fútbol germano fueron terribles. "Esto ya no es fútbol", era la frase más extendida, pero poco a poco se ha ido mejorando y perfilando el sistema.

El mejor ejemplo de esa progresión se dio hace tres semanas, cuando la tecnología corrigió dos graves errores en el Leverkusen-Bayern (2-1). La deportividad del campeón bávaro fue absoluta a pesar de la derrota y todos acabaron abrazados. Eso siempre ayuda a mejorar el ambiente que rodea a la labor arbitral. 

Explicaciones de los árbitros

También ayuda un factor que solicitan muchos técnicos y jugadores en la Liga española y que no se acaba de aplicar. En Alemania los árbitros hablan después de los partidos si lo desean. Comentan las jugadas, explican sus decisiones y reconocen sus errores sin problemas. "Dos veces me equivoqué en el campo. Tuve que darle las gracias en dos ocasiones al sótano en Colonia (allí se centraliza el sistema de VAR en la Bundesliga) por su apoyo maravilloso", apuntó Tobias Stieler, el colegiado del partido disputado en Leverkusen el 19 de marzo. 

El árbitro castigó con dos amarillas a Amine Adli en dos acciones en las que pensó que simulaba un penalti. Desde el VAR se le alertó, Stieler revisó las imágenes, retiró las dos tarjetas y pitó dos penaltis, el primero por falta de Pavard y el segundo por derribo de Upamecano. Las dos penas máximas dieron la victoria al cuadro local y dejaron al Bayern sin un liderato que pasó entonces al Dortmund. "Hoy ha habido un ejemplo de la perfecta cooperación con el VAR. Me salvó la vida y salvó la vida al partido", agregó Stieler, que se disculpó con el jugador amonestado, primero dándole la mano y luego un abrazo. 

"El fútbol ya no es lo que era"

Lejos de quejarse por el cambio de escenario, el Bayern aceptó la derrota. "No hay nada que discutir. Eran faltas, tenemos que hablar de otras cosas", aseguró Thomas Müller. "Soy defensor del VAR y el uso fue correcto. Fueron dos penaltis y está bien que se hayan sancionado por el juego limpio", afirmó el técnico Julen Nagelsmann. La derrota le acabaría costando el puesto días después. El árbitro también salió bien parado. "Hay que hacerle un gran elogio a Stieler. Se corrigió dos veces. Eso demuestra grandeza", reflexionó Lukas Hradekcy, portero del Leverkusen.

El episodio llega en un curso en el que las críticas hacia el VAR se han reducido en Alemania. Lejos quedan los tiempos convulsos, en los que se llegó a plantear su eliminación. "Vamos completamente por el camino equivocado. Tenemos que dar dos o tres pasos atrás y regresar al fútbol. Todo el mundo creyó que nos iría bien con la tecnología. Pero detrás de la tecnología hay personas. Esto no puede seguir así, es una locura. El fútbol ya no es lo que era. Esto ya no es fútbol", proclamó Christian Streich, entrenador del Friburgo en 2019. 

Revisiones rápidas

Es un discurso que recuerda a lo que ocurre actualmente en España. La proliferación de penaltis por manos absurdas fue el principal motivo de discusión. Hasta Lucien Favre, exentrenador del Dortmund, llegó a decir que los jugadores tenían que "cortarse los brazos" para evitar el castigo. Los penaltis por escasos contactos también se miraban y corregían. Las encuestas llegaron a arrojar porcentajes cercanos al 70% en contra del VAR.

La Bundesliga, incluso, despidió al exjefe del VAR, Hellmut Krug, tras ser acusado de influir en un partido entre el Schalke y el Wolfsburgo en el primer año de implantación del sistema. Ahora impera la calma. Desde la sala de Colonia se intentan concentrar las intervenciones en errores más o menos flagrantes que no necesiten revisiones eternas y se han reducido los conflictos. No siempre se consigue, pero el balance ha mejorado. 

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