Arrollada por un rival frenético, la selección española ofreció síntomas preocupantes en Hampden Park. No encontró ningún argumento para competir ante un equipo no demasiado brillante, pero entregado a un fútbol intenso, físico y vertical. Escocia liquidó a España en Glasgow con todo merecimiento y lidera el grupo A de clasificación para la Eurocopa.

A la selección le faltó juego y carácter. No tuvo ideas para romper el entramado defensivo de Escocia, ni pegada para poner en apuros al portero escocés. En el cuerpo a cuerpo, Escocia fue mejor; o al menos, más decidida.

El fútbol escocés, que celebra estos días sus 150 años, no engaña: es verticalidad, intensidad y físico, además de los 50.000 seguidores que alientan desde las gradas sin descanso. Demasiado para España, que dio un preocupante paso atrás después de haber ganado a Noruega en la primera jornada.

No hubo jugadores del Barça en el once inicial de la selección: noticia extraña en un equipo que en los últimos años siempre se ha dejado empapar del estilo azulgrana. La España de De la Fuente es multicolor (diez equipos representados en la alineación) y presume de tener un catálogo muy variado, en oposición al estilo irrenunciable de la etapa de Luis Enrique.

Pero la selección no tuvo plan A ni plan B. Indecisa, incapaz de reconocerse a sí misma, España quedó a merced de Escocia desde el pitido inicial. Con un plan básico pero muy interiorizado (tres centrales, cinco defensas en el repliegue), Escocia arrebató el balón a España y miró a la portería de Kepa con decisión.

Borja Iglesias protesta al árbitro RUSSELL CHEYNE

McTominay, un martillo

No extrañó que llegase pronto el gol de la selección británica. Lo marcó McTominay, excelente llegador, después de un inoportuno resbalón de Pedro Porro, que resbaló cuando tenía ganada la posición ante Robertson. El del Liverpool aprovechó el error para ver la llegada de segunda línea de su compañero, que remató a gol. Tan solo se habían jugado seis minutos.

A España le costó un mundo meterse de verdad en el partido. El juego entre líneas de Ceballos, que buscaba socios desesperadamente, era insuficiente frente al fútbol robusto y directo de los escoceses. Christie estuvo a punto de firmar el segundo tras recorrer casi 30 metros en solitario, sin oposición, pero su disparo salió desviado por poco.

En cuanto la selección se asentó, el partido empezó a cumplir el guion previsto. Mejoró el panorama. España recuperó el balón y empezó a poner en apuros al meta escocés. Al principio, con centros al área, buscando a Joselu, que remató al larguero en el minuto 23.

Balones al área con Joselu como referencia

A falta de juego combinativo, España prefirió colgar balones al área, con Joselu como referencia. En su primer partido como titular en la selección, recién cumplidos los 33 años, el delantero del Espanyol se batió el cobre con todos los rivales. No rehusó ninguna batalla, pero no tuvo suerte en el remate.

Robertson, en Hampden Park LEE SMITH

A medida que España mejoraba, Ceballos parecía perder peso en el juego del equipo. Su talento es indiscutible (esta selección no tiene otro jugador como él, talentoso sobre todo en el último pase), pero en Glasgow le faltó continuidad. España también echó de menos la mejor versión de Oyarzabal, que aún no es el que era antes de su lesión.

Escocia supo convertir el partido en una batalla. No es un equipo sutil ni delicado; ni falta que le hace. Sus partidos son sanguíneos, de pierna fuerte y barro, y España suele jugar con zapatillas de ballet. Hay partidos que exigen moverse en las trincheras, y el de Hampden fue uno de ellos, pero España no supo leerlo.

Error de Carvajal y sentencia de Escocia

En la segunda parte -que empezó con el cuarto árbitro sustituyendo al principal, lesionado-, De la Fuente apostó por Carvajal y Nico Williams, pero las cosas empeoraron para la selección. El lateral del Real Madrid perdió un balón incomprensible ante Tierney, que le superó en la carrera sin miramientos. Centró el escocés, y tras un rechace, McTominay volvió a embocar a gol. Gran llegador, el jugador del United firmó un doblete casi sin proponérselo. A España se le empezaba a poner muy mala cara en Glasgow.

Gavi, en Hampden Park Robert Perry

De la Fuente llamó a la desesperada a Iago Aspas, que entró por Mikel Merino. También dio entrada a Borja Iglesias, en lugar de un agotado Joselu. España lo intentó con la velocidad de Nico por banda y el juego interior de Aspas, pero no tuvo ideas. Ofreció una versión desmejorada de lo que había ofrecido días antes en Málaga. Ni siquiera la entrada de Gavi, un jugador de carácter, ayudó a la selección a acercarse siquiera al empate.

Mucho por mejorar

Incomprensiblemente, a España le pilló desprevenida la intensidad y el arrojo de los escoceses. Frente a un rival así, la selección no tuvo la capacidad de trenzar juego y ganar desde la posesión, ni tampoco la flexibilidad suficiente como para ganar en el cuerpo a cuerpo. Acabó volcada la selección en la portería rival, pero la defensa escocesa repelió sin demasiadas complicaciones todas las intentonas de España.

El segundo partido de De la Fuente dejó un mal sabor de boca: España es un equipo en construcción con mucho por mejorar. El grupo de clasificación, de tan solo cinco equipos, le concede cierto margen, pero el fútbol no perdona despistes ni equipos timoratos.