Melitina Staniouta, exgimnasta bielorrusa: «En España me siento como una estrella, voy caminando y la gente me para por la calle»

Para reunirse con sus padres, que viven en Bielorrusia, tiene que quedar en Turquía o Kazajistán. Se muestra muy crítica con el presidente bielorruso

Staniouta, posando al acabar la entrevista. | J. R. P.

Staniouta, posando al acabar la entrevista. | J. R. P. / jesús rodríguez pazos. eivissa

Jesús Rodríguez

Jesús Rodríguez

La exgimnasta bielorrusa, ganadora de 24 medallas europeas e internacionales, atiende a Diario de Ibiza, y cuenta sus impresiones acerca de España, la gimnasia rítmica, y la difícil situación que atraviesa su país, al que no puede regresar por miedo a las represalias del régimen de Aleksandr Luksahenko. Se muestra realmente agradecida a nuestro país: «Estoy encantada de venir cada vez que puedo». Se retiró a los 23 años de edad con un palmarés envidiable.

¿Cómo se siente cada vez que viene a España?

En España me siento como una estrella, puedo caminar y la gente me reconoce, porque aquí la gimnasia rítmica es muy conocida. Para mí es perfecto. Actualmente vivo en Francia, pero yo viajé mucho, y hay gran cantidad de países en los que la gimnasia rítmica no es tan popular como aquí. Después de 27 años como gimnasta, la gimnasia rítmica es mi vida. Si por mí fuese, me quedaría aquí a vivir. Es el país que más me gusta, por la gente, la comida, el sol, el nivel que hay para practicar gimnasia rítmica...

¿Cree que en España hay mucha cultura en el ámbito de la gimnasia rítmica?

Hay veces que voy a algún torneo en España y me dicen que va a ir poca gente, y de repente llego y me encuentro a 600 personas, lo que es algo realmente asombroso. En Francia, los torneos no tienen más de 150 personas, por lo que me gustaría poder instalarme a vivir aquí para poder seguir disfrutando de este deporte, compartiendo toda mi experiencia y ayudando a todos los pequeños deportistas a que saquen lo mejor de sí mismos y tengan todo el tipo de ayuda posible. Al dejar de competir, me saqué un título de entrenadora, he dado más de cien clases magistrales y sería un sueño poder instalarme en España.

¿Considera que en España hay mucho nivel? ¿O cree que hay países dónde tienen mejor ‘cantera’?

Aquí, como en América, hay diferentes niveles. Nivel bajo, medio alto... puedes competir y ganar en diferentes modalidades, por lo que para mí son los mejores sitios para practicar este deporte. Por el contrario, en Rusia, Bielorrusia y Ucrania no hay tantas oportunidades. Al tener más niveles puedes empezar desde más abajo para aprender todo desde el principio, y eso te ayuda para poder ir aprendiendo progresivamente, algo que es fundamental. No se puede mezclar a niñas que llevan practicando este deporte diez años, con deportistas que acaban de empezar. Todo tiene que llevar su camino, un proceso en el que ir quemando etapas para poder sacar lo mejor de ti mismo, y poder controlar tus frustraciones.

La gimnasia rítmica es uno de los deportes más sacrificados. ¿Cuánto tiempo le dedicaba al día?

Cuándo era pequeña, hasta los 10-11 años, dedicaba unas 5 horas y media diarias a entrenar tras el colegio. Después, en categoría senior, que llega hasta los 16 años, dedicaba entre 8 y 10 horas diarias, 6 veces por semana. Sólo descansaba un día. Quiero hacer una especial mención a mi entrenadora Svetlana Burdzeviyskaya, una persona que ha sido de gran apoyo para mí. Sin su ayuda hoy no estaría aquí, ni sería la persona que soy hoy en día. Me supo apoyar en mis momentos malos y le estoy eternamente agradecida.

¿Qué se siente al ser una persona tan reconocida y no poder volver a su país?

Mi pasaporte bielorruso me impide vivir en muchos sitios debido a las sanciones que tiene mí país por la guerra de Ucrania. Vivo en Francia desde hace dos años, y tengo un permiso de residencia válido allí hasta 2026. Llevo los dos años que estoy instalada en Francia intentando alargar mi estancia allí, pero la burocracia lo complica todo mucho. Me piden un papel para poder extender mi permiso y tendría que ir a solicitarlo a Bielorrusia, con el riesgo que ello conlleva. Me encantaría poder venir a vivir a España, pero me pasa lo mismo, por mi pasaporte bielorruso no me lo permiten. Tengo más difícil poder vivir en la Unión Europea que fuera de ella, debido a las sanciones. Si tuviese libertad de elección, estaría viviendo ya en España.

¿Y su familia? ¿Están instalados en Bielorrusia? ¿Han tenido algún problema por ser familiares suyos?

Yo soy muy crítica porque me parece muy mal lo que está pasando en mi país. No podemos elegir dónde nacemos. Yo tengo a mis padres allí, mi apartamento, lo tengo todo en Bielorrusia, pero no puedo volver. Para poder ver a mis padres tengo que quedar con ellos en Turquía o Kazajistán. Mi padre es periodista, pero no puede ejercer su profesión desde el año 2020 porque el gobierno controla toda la información.

¿Algún recuerdo especialmente malo?

En 2010, una semana antes de ir a la Copa del Mundo, me dolía mucho el pie. Me lo vio un médico en Rusia y me dijo que estaba a punto de rompérmelo. Pero me arriesgué y decidí participar. En el cuarto día de campeonato, oí un crujido en mitad de la actuación. Terminé de competir, fui a ver el médico y tenía el pie roto. A los diez días, me fui a Japón para disputar la AEON Cup, consiguiendo dos medallas en las dos modalidades que disputé. Después, me tuve que operar dos veces, y desde entonces tengo un tornillo y una aguja en la pierna.

¿Tiene esperanzas en conseguir que haya un cambio en Bielorrusia?

El presidente Lukashenko lleva más tiempo en el poder de los años que tengo yo. El año que viene hay elecciones, pero veo muy complicado que nadie pueda sacarle de ahí. No conozco otro presidente que lleve 30 años en el poder.

¿Esperaba llegar tan lejos como ha llegado?

Cuándo era pequeña siempre quise ser estrella de gimnasia y campeona del mundo. Gracias a mis entrenadores y a los equipos que he tenido lo he conseguido. Ha sido un camino muy duro pero realmente emocionante.

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