Arte

El cuadro de Edgar Degas que lleva 72 años desaparecido está en Madrid: un burdel que sólo podrá verse una vez más

'El elogio del maquillaje' es una de las pocas obras del artista francés que se han localizado en España: viajó por Egipto y Francia hasta ser incautada antes de la Guerra Civil. Este martes, como excepción, se mostrará en el Ateneo

'El elogio del maquillaje' (1876-1877), de Edgar Degas.

'El elogio del maquillaje' (1876-1877), de Edgar Degas. / ARCHIVO

Pedro del Corral

Que hoy El elogio del maquillaje haya reaparecido en Madrid es fruto de la casualidad. Uno de los pasteles que Edgar Degas pintó entre 1876 y 1877 sobre un cartón ha sido identificado después de 72 años en paradero desconocido. El grabador Julián Bastinos lo compró en París directamente al artista, quien se lo llevó a Egipto en una mudanza. Tras su muerte, los herederos lo trasladaron a su Cataluña natal, donde fue incautado poco antes del estallido de la Guerra Civil. Ahora, tras pasar por diversas manos, su recorrido ha salido a la luz. Este martes, se podrá ver en el Ateneo. Por el momento, no está previsto que se vuelva a exponer más.

“Los cuadros dan información por delante y por detrás. En este caso, tenía cuatro etiquetas en el reverso que nos han permitido trazar sus movimientos. La primera nos sitúa en Alejandría (Egipto), donde no hubo ninguna muestra dedicada al pintor. Por lo que aquí empezamos las pesquisas”, ha explicado Judith Urbano, doctora en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona, durante la presentación celebrada en el Instituto Francés. Hasta este país llegó de la mano de Bastinos, que vivió entre Barcelona y París para incorporarse al estudio de los hermanos Samuel y Daniel Urrabieta. De ahí, voló a Egipto tras diversos desencuentros familiares.

Ya en África trabajó en la Corte Internacional de El Cairo hasta su muerte en 1918. Su presencia allí queda patente en la segunda etiqueta que guarda la obra. La tercera está datada en Cataluña, lo que coincide con la adquisición por sus familiares. En ella podría haberse quedado si no hubiese sido por una ley de 1934 que les confiscó 150 obras. Entre ellas, El elogio del maquillaje. “Recuperado del enemigo”, reza en el sello que el Servicio de Defensa del Patrimonio Nacional plantó en el dorso. El punto de inflexión tuvo lugar seis años después, cuando los Bastinos lo recuperaron y lo vendieron por 3.000 pesetas al presidente del Banco Sabadell Juan Llonch Salas.

'Recuperado del enemigo', reza en la etiqueta franquista del dorso del cuadro.

'Recuperado del enemigo', reza en la etiqueta franquista del dorso del cuadro. / ARCHIVO

Desde entonces, el cuadro ha permanecido en la oscuridad salvo en una ocasión: en 1952, apareció en una exposición conjunta organizada en la sala Gaspar junto a otros trabajos de Fortuny, Picasso, Renoir y Van Gogh. 72 primaveras sin ver la luz: en 2024, su nuevo propietario ha querido hacerle justicia aún sin revelar su identidad. Para confirmar su autenticidad, se puso en contacto con Michel Schulman, especialista en la obra de Degas y autor del catálogo digital razonado del artista: “Su descubrimiento es significativo porque no hay demasiadas obras suyas en España. Nada más verlo, intuí que era auténtico, pero rápidamente empecé un estudio en profundidad para corroborarlo”.

Una escena de burdel

La obra es una de las escenas de burdel que tanto interesaron a Degas a lo largo de su carrera, un lugar que le sirvió de inspiración numerosas veces. Realizó pasteles, pero también monotipos que comparten semejanzas con el cuadro ahora a debate. “Un elemento a tener en cuenta son las manos. Casi siempre, como puede observarse aquí, se cortan o desaparecen. Es muy significativo y, por tanto, una de las señas para identificar su producción”, ha señalado Schulman. Lo mismo sucede con la firma: “También las hacía en pastel. Y, como hemos observado, siempre dejaba la S a medio terminar y pintaba la D de una forma determinada”.

En 'La canción del perro' puede identificarse su particular técnica con las manos.

En 'La canción del perro' puede identificarse su particular técnica con las manos. / ARCHIVO

Los análisis técnicos y pigmentarios realizados en Madrid confirman que la rúbrica fue realizada en la segunda mitad del siglo XIX. Por lo que no hay duda de que la obra pertenece a Degas. “Se trata de un cuadro importante desde el punto de vista de la investigación. No obstante, no hay nada como contemplarlo directamente como primera fuente de datos. Es una pieza clave porque, aunque viajó mucho a España, hay pocas referencias por aquí”, ha destacado Álvaro Pascual, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Valladolid. Tras la presentación, no está del todo claro su destino. No la expondrán a corto plazo, por lo que todo dependerá de su propietario.