«No quiero que se vea como una exposición triste», repite Maria Catalán (Castellón, 1961) sobre la muestra que inaugura este sábado, de 17 a 20 horas, en el Espacio Micus de Jesús, con obras creadas en su mayor parte durante el tiempo de confinamiento. «Se podría llamar ‘Año 2020-2021’ -añade-, porque en ella se reflejan los diferentes estados de ánimo vividos en este tiempo, las subidas y bajadas que nos está provocando la pandemia. Hay melancolía y tristeza por lo que está pasando, pero también alegría y esperanza y mucha energía». La muestra estaba prevista para la Semana Santa del año pasado, pero la pandemia y las restricciones la han ido retrasando y lo que mostrará «no tiene nada que ver con la idea original», asegura. Está formada por cuadros muy distintos que reflejan precisamente ese carrusel de emociones. Desde algunos pintados con tonos claros y composiciones sencillas a otros llenos de color.
«De todas formas -cuenta- no pretende ser una exposición sobre el coronavirus. Eso habrá que hacerlo pasado un tiempo, con distancia y reflexión. Esto es simplemente un reflejo de los sentimientos y emociones que tenía cuando pintaba en mi taller, de una forma más visceral».
La artista afincada en la isla desde los primeros años 80 asegura que en los meses más duros del confinamiento trabajó mucho en su estudio de Santa Eulària: «En realidad, estoy siempre más o menos confinada en el taller, pero en este tiempo estaba muy presente lo que ocurría fuera y las personas que se fueron».
Además de los cuadros, pintados en técnica mixta sobre tela o papel, con collage y textos incluidos y en formatos que van desde obras muy pequeñas y coloridas hasta otra de gran formato, hay una colección de dibujos que se podrían llamar ‘Poemas que no pudieron ser’: «Es una serie que hice para una colaboración con un poeta y que al final no salió. Están los dibujos, pero no los poemas», explica.
Vuelta a casa
Catalán no exponía en el Espacio Micus desde hace 6 ó 7 años y esta muestra es también una vuelta a casa, ya que fue en el taller de Eduard Micus en el que se inició como pintora en los 80 y se siente «parte de la familia». «Siempre es muy agradable volver -asegura-, tras 30 años de relación. Es un sitio fantástico y emocionalmente es muy importante para mí».
La muestra, que se podrá visitar hasta el mes de julio -domingos de 11 a 14 horas o por cita telefónica en el 971191923- se completa con obras de la colección permanente de Micus, que dialogan con las de Catalán. Además se podrá contemplar una colección de sillas infantiles de Katja Micus, de diferentes materiales y tamaños, que se expone por primera vez.
