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Curs Eivissenc de Cultura | Diversidad cultural

«La diversidad ha venido para quedarse»

Oriol Amorós, secretario de Igualdad de la Generalitat, defiende un modelo de integración basado en la interculturalidad

«La diversidad ha venido para quedarse»J.A. RIERA

«Los ciudadanos autóctonos deben saber que la diversidad cultural se ha instalado para quedarse y lo que hay que hacer es trabajar para buscar un espacio cultural común, en positivo», asegura Oriol Amorós, secretario de Igualdad, Migraciones y Ciudadanía de la Generalitat de Cataluña, que ayer protagonizó, junto al concejal de Bienestar Social de Vila, Joan Ribas, la tercera jornada del Curs Eivissenc de Cultura que organiza el Institut d'Estudis Eivissencs.

Amorós habla de diversidad y de integración desde la experiencia de una comunidad autónoma como Cataluña que ha pasado en doce años de 6,3 a 7,5 millones de habitantes, con un 14% de inmigración, que acoge a personas de 180 países y donde se hablan más de 300 lenguas.

En Cataluña «la apuesta es el interculturalismo» y el objetivo es que los inmigrantes «sean ciudadanos con derechos y deberes y que se integren en la sociedad en la que viven». Amorós cuenta que allí, en la actualidad, hay 60.000 personas que hablan chino. «Podríamos hacer como en Francia, aplicar una política de asimilación y que los hijos de estas personas acabaran olvidando su idioma, pero nosotros creemos que eso es riqueza y como tal lo tratamos, así que hemos alcanzando muchos acuerdos con entidades chinas para fomentar el idioma. Ahora tenemos 40 escuelas que dan clases de chino en horario extraescolar», relata Amorós, que defiende una política de integración basada en tres elementos básicos: igualdad de oportunidades, interacción y valorar la diversidad siempre extrayendo sus aspectos positivos.

Lógicamente, en una sociedad con tanta disparidad de culturas también surge la confrontación. «Tenemos que crear un espacio de convivencia y de participación que todo el mundo respete, con los mismos derechos y deberes que los demás, lógicamente no caben cuestiones como la mutilación genital, donde se ha avanzado bastante, o los matrimonios forzados, que es un problema que ataca directamente a la libertad de la mujer y al que hay que darle más visibilidad», señala Amorós. El secretario de Igualdad cuenta el problema que tuvieron en Cataluña con la comunidad sij por el kirpan, el cuchillo que usan por motivos religiosos, que querían llevar incluso a las escuelas y que en otros países, como Italia, se ha prohibido. «Hablamos con ellos y aceptaron que los niños llevaran un kirpan pequeño de plástico cosido al pantalón», relata.

Amorós señala que la interacción es «fundamental» para la integración, que es muy importante que los espacios sean comunes: «Deben participar en política, en los colegios, en la comunidad, tienen que montar empresas, porque el modelo tiene que ser de equilibrio en el que podamos compartir cosas».

Otros modelos

Otros modelos

El modelo catalán entiende que la diversidad cultural «nunca» puede ser un problema: «Si hay unos señores que montan una mezquita, no pasa nada, siempre que cumplan con la cultura pública común».

La política de inmigración en Cataluña ha buscado un «término medio» entre el modelo francés, «más asimilacionista, mas favorable a una integración» y el modelo inglés o holandés, «que respeta todo pero en el que cada uno vive por su lado». «Nosotros decimos que hay que ir por el camino de en medio, el de buscar la interculturalidad, un espacio compartido y en el que hay que ser respetuosos con todo el mundo».

Para que estas políticas sean efectivas hay que trabajar desde el primer minuto. «El inmigrante casi siempre piensa que viene a trabajar y luego se volverá a su país, pero eso no pasa, nunca es así; no podemos hacer como Alemania, que cuando llegaron los turcos ni siquiera se preocupó de que aprendieran alemán y 50 años después empezó a aplicar las primeras políticas de integración».

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