Es tiempo de calamares. El popular cefalópodo se pesca estos días en abundancia en aguas pitiusas y constituye una fuente de infinitas posibilidades en la cocina. Así quedó demostrado ayer en Sant Carles durante la III Fira Gastronòmica des Calamar, organizada por la Asociación de Vecinos, las cofradías de pescadors y el Ayuntamiento de Santa Eulària.

Los aparcamientos disuasorios instalados desde un kilómetro antes de llegar al pueblo quedaron totalmente ocupados antes incluso de la hora de comer, dada la gran concurrencia de visitantes, procedentes de todos los puntos de la isla. Frente a la iglesia parroquial se apiñaban varios centenares de personas que iban de puesto en puesto para elegir alguno de los 22 preparados culinarios cocinados con el calamar como protagonista. En total, fueron 18 las colles o grupos particulares (aunque también algún restaurante) que participaron en esta edición, dos más que en la del año pasado. Al final de la jornada, que terminó de noche, ya eran varios miles los visitantes que registró el pueblo de Sant Carles, que celebra el día de su patrón el próximo 4 de noviembre.

«El primer año, las tapas sólo nos duraron una hora, el segundo ya aguantaron dos, pero esta vez hemos procurado que haya para todos», afirmaba el presidente de la Asociación de Vecinos, Juan Carlos Roselló, mientras iba de un lado para otro dirigiendo la intendencia de este evento.

El representante de las cofradías, Pere Valera, destacaba que si el año pasado se prepararon 3.000 tapas, «esta vez se ha duplicado la cantidad, y se han pescado calamares para hacer 6.000 tapas», añadió.

En total, se han capturado 600 kilos de este cefalópodo durante las dos últimas semanas, por lo que gran parte del que se sirvió ayer procedía forzosamente del congelador, si bien esta circunstancia no desmerecía un ápice sus cualidades gastronómicas ni iba en menoscabo de su riqueza organoléptica.

Premio a los mejillones rellenos

Los tenderetes instalados en los exteriores de la iglesia demostraban que el calamar admite una amplísima variedad de recetas. Desde el típico calamar a la plancha con ajo y perejil, pasando por el preparado a la bruta, con butifarra y sobrasada, hasta el estilo a la bilbaína, con la consabida salsa a base de pimiento rojo, tomate y patata, entre otras cosas. No faltaba incluso el flaó de calamar, que no tardó en desaparecer de las mesas, o croquetas hechas con esta especie, así como mejillones rellenos de calamar, plato que, por cierto, mereció el primer premio otorgado por el jurado. Sus autores fueron el grupo ' Tigre pagès'.

Juan Carlos Rosselló señalaba que esta actividad, cada año más consolidada, nació «como un elemento para promocionar el pueblo, pero se necesitaba un gancho para traer gente aquí». «Entonces pensamos en el calamar, porque es un producto de temporada, que está bien y gusta mucho a la gente», añadió.

Los calamares que se sirven en esta feria están pescados con artes sostenibles y artesanales, por parte de pescadores locales y embarcaciones recreativas.

Se trata de un producto que, como afirmaba Valera, puede resultar más o menos ligero en función de qué receta se emplee. «No hay que abusar del calamar, pero si, por ejemplo, se prepara a la plancha con un poco de perejil, es algo que sienta muy bien».

A diferencia de la Fira des Gerret, que tiene lugar en Santa Eulària, en la fiesta del calamar participan sobre todo grupos de amigos y particulares que deciden cocinar este producto con alguna receta concreta, al margen de restaurantes o establecimientos comerciales. Sin embargo, éstos no están, ni mucho menos, excluidos de la feria y algunos de los puestos con colas más largas eranprecisamente los de algún restaurante de Sant Carles.

«El sistema se parece un poco más al concurso de arroces que se hace en Sant Antoni», señalaba uno de los comensales, que aguardaba su turno en la cola donde debían comprarse los tiquets para adquirir alguno de los platos.

La organización había dispuesto también actividades para los más pequeños, como un castillo inflable, talleres de pintar caras y juegos para todos.

Al anochecer, la asociación de vecinos pensaba ya en la preparación de la próxima edición para «consolidar un evento cada vez con más aceptación».