Anular a la UNRWA, el arma definitiva

Juan Torres Planells

Cuando sucede una catástrofe humanitaria, es habitual y conmovedor ver que los países más desarrollados se movilizan enviando rápidamente ayuda internacional para intentar salvar todas las vidas posibles y paliar el dolor de los afectados.

Pero en Gaza no tienen esa suerte. Desde los atentados de Hamás del 7 de octubre, este pequeño territorio, de 40km de largo por 12km de ancho, donde vivía una población de 2,3 millones de habitantes, está sometido a continuos bombardeos y a una concienzuda invasión terrestre israelí que lo están dejando inhabitable y reducido a escombros, machacando y acorralando a toda la población hasta hacinarla en el extremo sur de la franja, donde está por ver qué solución final tiene prevista Israel. Esta destrucción ya ha causado más de 28.000 muertos, sin contar a los muchos que habrán fallecido bajo los escombros sin posibilidad de ser rescatados. A la lista de muertos se suman los supervivientes que, día a día, se van debilitando y falleciendo por efectos combinados entre el hambre, falta de agua potable, falta de medios para curar las heridas, infecciones, enfermedades contagiosas, falta de higiene, frío, lluvias e inundaciones, etc.

La UNRWA es la agencia de la ONU que, desde 1949, se encarga de velar por el desarrollo, la educación, la salud, los servicios sociales y la ayuda de emergencia a los palestinos, tanto en los territorios ocupados por Israel como en los campamentos de refugiados en países vecinos. Esta agencia cuenta con 30.000 trabajadores, 13.000 de ellos en Gaza.

Pero el Gobierno de Israel afirma que 12 trabajadores de UNRWA habrían participado en los atentados de Hamás del 7 de octubre y ha pedido a la comunidad internacional que suspenda la financiación a esta agencia.

Enseguida han atendido su petición Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Austria, Rumania, Estonia, Suiza, Finlandia, Australia, Canadá, Islandia y Japón, suspendiendo sus aportaciones.

España, pese a las críticas de Israel por su «actitud negativa», ha mantenido su aportación, al considerar que la función de la URNWA es vital, ahora más que nunca, y que las posibles responsabilidades de una docena de individuos, pendientes de confirmar, no son motivo suficiente para inhabilitar a toda una agencia de la ONU con miles de trabajadores.

En la terrible situación actual, la UNRWA es prácticamente el único organismo que, con muchísimas dificultades y víctimas mortales entre sus trabajadores, aún puede hacer llegar ayuda humanitaria a la población, en forma de comida, agua potable, medicina, mantas, material de higiene, tiendas de campaña, etc. Las aportaciones económicas de los países que ahora se suspenden, suponían un 60% aproximadamente de su presupuesto y ya ha anunciado que, sin ellas, no podrá mantener su ayuda más allá del mes de febrero.

Esto significa dejar solos frente a la muerte a todos los palestinos que no hayan muerto todavía por las armas.

Yo no sé qué nombre tiene esto, si es terrorismo, genocidio, crímenes de humanidad... Pero esta complicidad con la matanza de población civil inocente que se está cometiendo delante de nuestros propios ojos es una vergüenza histórica para toda la comunidad internacional.

Aunque, como ciudadanos, siempre tendremos la opción de no votar a Israel en el festival de Eurovisión. Qué pena de mundo.