¡Basta ya de imprudentes al volante, por favor!

Julián Baena Ariza

En la madrugada del 25-26 de septiembre, cuando salía mi de casa para despejarme un momento, pues tengo un sueño descompensado, estaba cruzando el paso de peatones que hay más cercano al Hotel Mare Nostrum cuando un taxista, con exceso de velocidad, y conduciendo de forma temeraria, casi me atropella. No pude ver la matrícula. Debo recordar a todos los conductores, que si yo me paré es porque no sabía qué lado iba a tomar el susodicho conductor o conductora. Y que siempre la obligación del que lleva un vehículo es la de ir reduciendo la velocidad y dejar pasar al peatón.

Así mismo, recuerdo que no tengo nada en contra de dicho gremio. Al contrario, casi siempre he sido tratado con una enorme amabilidad las numerosas veces que he hecho uso del servicio de taxis. Cierto es que en todas partes cuecen habas. Estoy con ellos, en contra de la burrada de coches que tiene la isla y que yo, como peatón la sufro. Y que cierto es, que empeora en los meses estivales. Pero tampoco, de octubre a mayo, se puede decir que haya pocos coches. No hay más que ver en las horas de entrada y salida de los colegios la burrada de coches que hay. Y no es época estival.

Así mismo les recuerdo a todos los que conducen, que yo voy corriendo en los pasos de peatones, para tardar lo menos posible. Pues sé que los y las conductoras, la mayoría de las veces van súper ansiosos. Vila está hecha para los coches y se ha deshumanizado. Y no es para las personas, como debiera ser.

Hay que volver a poner el civismo y el respeto de moda. En el tráfico y en todos los ámbitos de la vida. Yo quiero que la Administración actué antes que el accidente suceda. Los fallecidos no son sólo estadísticas para poner remedio y actuar. Que conste en acta. Gracias por leerme.