Formentera, el paraíso del plástico

Eva Gómez Torres. Formentera.

Desde luego, Formentera ya no es lo que era... ahora, he llegado a entender por qué lo dicen. 

Soy Eva Gómez Torres, ibicenca criada en Formentera. 30 años después, he regresado y yo me pregunto: ¿cuánto tiempo llevan girando la cara y poniendo la otra mejilla? 

Me he encontrado un vertedero, allá por donde conduzca, por donde camine, por donde acceda a la costa para ir al mar... lugares conocidos, sitios clave para puestas de sol y baño, sitios recónditos, carretera de asfalto, camino de tierra, campos privados, lugares públicos... etc, por todo, hay basura.

Soy persona amante de mis islas. He recorrido el mundo entero varias veces, he viajado por todos los océanos y mares, he impartido cursos de apnea por toda España y parte de Europa, soy plusmarquista insular, balear y nacional, pero ante todo, soy amante del mar y de nuestras islas, no he visto ningún otro lugar del mundo con esta calidad de mar; agua y sus fondos, de aire, de sol, de paisaje... todo ello me ha llevado a hablar durante años, del lugar único, selecto y exclusivo que tenemos, y al que podemos llamar con orgullo: ‘nuestra casa’, y del que abrimos las puertas para literalmente todos, sin condición.

He hablado de nuestras islas por el mundo entero y hoy día, me daría vergüenza invitar a familiares y amigos, siento vergüenza del tiempo que se lleva girando la mejilla, acostumbrando al ojo, intentando algunos pocos cambiar algo, y terminando frustrados y abandonando.

He conocido una nueva generación, una generación al igual que un turismo de masas a los que es precario y de suma importancia empezar a transmitir conciencia, porque éstos ya han nacido sin ella, y no sé qué es más grave, si haber llegado hasta aquí, o si no hacer nada al respecto. Yo, al menos, me siento responsable de intentarlo.

La línea verde no da abasto, llega tarde o no llega. El Govern gira la cara, pequeños organismos o particulares, a menudo responden pero se hace difícil luchar con algo que jamás debería haber llegado a ser, al menos no a ser tan grave.

Formentera está comida de plásticos y de escombros. El turismo de masas que dejamos entrar para beneficio de algunos pocos, sigue el ejemplo de lo que ven, y nadie lo prohíbe, se consiente, así como nuestros jóvenes y de lo que se les permite y transmite; ignorarlo.

Incidencias a la línea verde, llamadas de socorro ante amigos y pequeñas organizaciones privadas o voluntarios, reportajes en la IB3, artículos varios en la prensa, proyectos al Consell, propuestas a particulares… en el año y medio que llevo aquí y nada… ¿hasta dónde va a llegar esto?

Esto es mi casa, nuestra casa, se llama Formentera, el lugar que dejé 30 años atrás y con el que llevaba 30 años soñando con poder volver... lágrimas, desconsuelo ante un panorama exageradamente desolador y ante un futuro terriblemente incierto. 

Desde aquí hago una llamada de auxilio ante esta situación. Propongo y exijo personal y medidas para atender esta situación. He recopilado miles de fotos, videos, incidencias... en menos de 20 meses y lo único a lo que realmente me enfrento, es a terminar acostumbrándome yo también, solo porque no nos quede otra opción que aceptar esto, ya que «no vas a conseguir nada, solo acabar desilusionándote».

Esto me dicen nuestros mayores: «hace demasiado tiempo que pasa esto y nadie hace nada, es espantoso».