Carta abierta al presidente del Consell Insular

Virginia Prats Marí

Apreciado Sr. Marí:

Parece que en mi pueblo las protestas se las lleva el viento. Sant Antoni está en sus momentos más bajos, y somos un municipio sometido por los caprichos de dos hoteles centrados en el ocio diurno que con su forma de trabajar nos van a dejar hundidos en la miseria. 

Me dirijo a usted porque sé que me va a leer, me va a escuchar. Aquí los ciudadanos estamos silenciados, incluso los empresarios están atados de pies y manos. Se arruina nuestro pueblo mientras que los únicos que facturan son ese estilo concreto de hoteles (los que no son del todo legales, como insiste Pepe Roselló) dirigidos por el mismo lobby británico de misóginos empresarios de oscuro corazón. 

Se convocan mesas para debatir cómo mejorar el modelo turístico. Pero la solución la tienen delante de sus ojos, solamente hay que cortar las alas a estos lugares, foco de los excesos, de las borracheras, de los comas etílicos, de los intoxicados por drogas… Si este tipo de oferta se suprimiera, se bloqueara, se penalizara… toda esa gente de cuarta categoría se tendría que quedar en su casa, o al menos, se acabarían las continuas idas y venidas de ambulancias.

Cada día se reúnen 6.000 personas de juerga infinita en esos hoteles con supuesta doble licencia, una oda al exceso, al hooliganismo más sucio y penoso. No solo dan una imagen terrible hacia los ciudadanos, que no tenemos por qué soportar ver ingles, glúteos, y lorzas de la gente, como si eso fuera lo normal. Es un despropósito. Es un carrusel del bizarrismo.

Usted, como mandamás, tiene que hacer algo. Santa Eulalia es un paraíso, en el que casi se podría comer higiénicamente en el suelo de cualquier acera.

 Por favor, ayúdenos a limpiar Sant Antoni. ¿Qué habría hecho usted si este estercolero se hubiera instalado en Cala Llonga, o en es Canar? ¿Cuáles habrían sido los pasos para neutralizar este daño que están haciendo?

¡Confiamos en usted!