Nadie va al hospital por gusto

Victoria Torre Sustaeta | Doctora en Derecho.

No. Nadie va al hospital por gusto (o eso espero). A veces se tiende a confundir ‘servicio público’ con ‘gratuito’. Una falsa creencia que en ocasiones conlleva a pensar que la desidia, la desatención, los tratos vejatorios y las conductas imprudentes que rozan la negligencia médica que hemos recibido algunos (como es mi caso) puedan estar justificados por ser un servicio público.

Y no, no estoy generalizando, porque no sería justa, no son todos, pero hay algunos que deberían replantearse su vocación, por el bien de la sociedad.

Durante más de un mes llevo sufriendo un trato que dista mucho de un servicio público (que pagamos todos) en condiciones, donde se respete y se cuide al paciente con la diligencia debida y la empatía deseable. 

Y precisamente, porque ninguno vamos al hospital por gusto y porque es la salud o la vida nuestro bien más preciado, el bien jurídico más protegido por nuestro ordenamiento, no se puede consentir que este tipo de tratos y conductas se generalicen o queden impunes. Y lejos de la empatía con la que, como mínimo, deberían recibirnos, cuando se trata de un estado de fragilidad y dependencia, cuando se tiene un problema de salud, se nos atiende en ocasiones con faltas de respeto y desidia, si bien puedes estar desangrándote mientras una médico te grita que es su cambio de turno (como fue en mi caso, aunque conozco por desgracia muchos más).

Y sí, hablo de violencia obstétrica. Traumas y secuelas aparte (que los hay y muchos) tómese esto como una denuncia pública y necesaria en nombre de la ciudadanía que ha sufrido o está sufriendo esta mala praxis. Porque la oportuna reclamación también se pondrá, en tiempo y forma.