Juan nos has dejado. Tu corazón ha dejado de latir y te has marchado de viaje súbitamente, sin darnos tiempo para las despedidas. Hay que aceptarlo, es lo que hay, es la vida que es así.

Todos los que teníamos la oportunidad y la suerte de conocerte te apreciábamos. Siempre tenías una sonrisa, una frase amable, una broma para darnos alegría.

Tus vecinos del trabajo del Mercado Viejo, Dalt Vila y sa Penya, tus vecinos del barrio, tu pandilla, tus compañeros de trabajo, tu familia y amigos y conocidos en general, te vamos a echar mucho de menos.

Juan, ahora estarás junto a mi padre, que desgraciadamente también falleció. Pero nos queda la esperanza y el consuelo de que nos encontraremos al final de ese camino.

Una abraçada molt forta. Ens veiem.