Anuario Diario de Ibiza 2023

Sin trabajadores por falta de casa

El precio desorbitado de la vivienda se ha convertido también en el mayor quebradero de cabeza para los empresarios pitiusos

Alsa llegó a ofrecer vivienda para conseguir conductores en Eivissa. | V.MARÍ

Alsa llegó a ofrecer vivienda para conseguir conductores en Eivissa. | V.MARÍ

Una de las consecuencias más graves del precio desorbitado de la vivienda en Ibiza y Formentera es que los trabajadores acaban huyendo de la isla para vivir con más dignidad. Muchos, incluso, ni llegan a desembarcar, a pesar de una oferta de empleo firme, cuando se dan cuenta de que su nómina no les permitirá sufragarse un alquiler y que estarán condenados a compartir piso. A saber con quién y con cuántos más.

Un dato significativo es que a principios de mayo, cuando el sector turístico ya solía tener la mano de obra garantizada en la década pasada, se contabilizaron más de un millar de ofertas de trabajo en las Pitiusas. Algunas de ellas, como cocineros, conductores o jefes de obra, con salarios por encima de los 3.000 euros.

Cada vez son más las empresas que asumen ellas mismas los alojamientos y los ofrecen a los empleados, descontando la renta de la nómina, para tener posibilidad de completar plantillas. Primero fueron las grandes compañías hoteleras, que tienen la posibilidad de recurrir a sus propias instalaciones, pero en los últimos tiempos es una práctica habitual entre las pymes.

Sin embargo, la administración pública apenas ha desarrollado mecanismos para buscar soluciones a su propio cuerpo de funcionarios o personal laboral. Salvo casos excepcionales y que solo son una solución a corto plazo y exigua, como la residencia de sanitarios en el Hospital Can Misses.

En el caso de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de los docentes, el problema se traduce en una falta de fidelización de las plantillas. Aunque queden prácticamente cubiertas, porque en ambos casos deben cumplir con el destino asignado al iniciar su carrera profesional, pero buena parte de ellos acaba solicitando, en cuanto pueden, un traslado donde su nómina les permite vivir sin tantas estrecheces.

Pero si algún servicio de la Administración se ha visto este año especialmente perjudicado ha sido la oficina de la Dirección General de Tráfico, directamente abocada al colapso. Una oficina dimensionada para 15 personas solo tenía 11 en diciembre del año pasado y, entonces, era su mejor momento.

A partir de ahí, una sucesión de trasladados y de bajas obligó a cerrar la oficina un día a la semana. En mayo, ya solo estaba abierta al público los lunes y miércoles por la mañana. De rebote, se generaba un auténtico quebradero de cabeza las autoescuelas y la gente pendiente de obtener permisos de circulación.

La desesperación de los usuarios también ha provocado situaciones vergonzosas, hasta el punto de que los trabajadores han llegado a recibir insultos y amenazas. Una examinadora tuvo que darse de baja por ansiedad y el personal decidió dejar de atender en ventanilla a mediados de septiembre.

En esos momentos, ya se había llegado a una situación más que desesperante, con un 80% de plazas sin cubrir. Con una plantilla bajo mínimos, la Jefatura de Tráfico de Burgos ha tenido que asumir buena parte de la carga de trabajo que debería tramitarse en Ibiza.

Correos tampoco se ha salvado del drama. La oficina principal de Formentera, en Sant Francesc, tuvo que renunciar a abrir por las tardes a partir del mes de julio por la falta de personal. En Ibiza, los representantes sindicales han denunciado reiteradamente el estrés laboral que sufren. De los 130 puestos de trabajo existentes, que ya son insuficientes, suelen estar vacantes entre un 25 y un 40% a lo largo del año por vacaciones que no se pueden cubrir, vacantes o bajas, denuncian los sindicatos.

En el ámbito privado, este año se han encendido las alertas desde varios sectores hasta hace poco libres de este problema, como los talleres mecánicos. Más acuciante es la situación que sufre el sector de transportes, que ha provocado que hasta el 25% de la flota de mercancías pitiusa esté parada por la falta de conductores. Por ello, la compañía de Alsa llegó a ofrecer vivienda, pagando parte del alquiler, para captar 22 chóferes para sus autocares en verano.