Cuando los hermanos Gibb crearon en 1977 'Stayin' alive' para la película 'Fiebre del sábado noche', no imaginaron que ese tema, además de para ser bailado, serviría años más tarde para salvar vidas. Quisieron que la canción tuviera un ritmo de 103 beats por minuto (BTM) porque es el tempo ideal para disfrutarla mientras se camina por la calle, a poder ser al estilo quinqui de Tony Manero. Pero 'Stayin' alive' tiene otra utilidad: suena cada vez que Ramón Campos, director general de la empresa 112 Formación Ciudadana, enseña a sus alumnos cómo practicar la reanimación cardiopulmonar (RCP) en un paciente que acaba de caer fulminado por un ataque de corazón. «Hasta terminan sabiendo la letra», asegura.

Porque esos 103 golpes por minuto coinciden con el ritmo que hay que imprimir a la caja torácica (un centenar de compresiones por minuto) de quien ha sufrido una parada cardiaca para reanimarlo. No vale cualquier canción (ojo: nunca se debe hacer con el reggaeton 'Gasolina'): Campos recomienda cantar 'Stayin' alive' (preferiblemente sin los falsetes típicos de los Bee Gees) mientras se comprime el pecho del paciente hasta cinco centímetros, tal como explicó ayer en el parque de la Paz durante la jornada organizada por el Consistorio para enseñar tanto la maniobra de RCP como la de Heimlich.

De forma amena, casi al estilo del 'Club de la comedia', Campos informó a quien pasó por el parque de los rudimentos de estas técnicas. Y fulminó con su desparpajo varios falsos mitos. Por ejemplo, negó que se puedan romper las costillas al hundir el tórax cinco centímetros a la altura de la línea mamilar (entre pezones). «No se fracturan. Eso es un cuento que se inventó el mismo que dijo que las alcantarillas de Madrid están llenas de cocodrilos». Lo que sucede al presionar es que «el esternón cruje, igual que los nudillos cuando nos estiramos los dedos». Pero a la tercera presión, «se deprime y queda blando».

Fatiga del rescatador

Los ciudadanos sin preparación, no así los socorristas, deben evitar el boca a boca, pues requiere una técnica muy pulida. Pero con una RCP «de calidad» (a ritmo de discoteca de los 70 y comprimiendo el tórax hasta que el esternón cruje) se salvan vidas, pues se bombea sangre a la cabeza y a los pulmones. Campos recordó que a la hora de dar esos masajes cardiopulmonares es necesario tener un relevo, pues al cabo de dos minutos «aparece la fatiga del rescatador» y la RCP ya no se hace correctamente: en vez de al ritmo de 'Stayin' alive', se va al de 'Imagine' de John Lennon, en el que el corazón infarta de melancolía.

También explicó qué es el desfibrilador automático, del que hay repartidos una docena por el municipio de Ibiza. Otra cosa es que los pueda usar cualquiera, pues se requiere preparación. No obstante, Campos indicó que, en caso de emergencia, un operador del 112 asesora y supervisa por teléfono sobre su uso.

El propio desfibrilador detecta si el paciente ha sufrido realmente un ataque: «Si no es una parada, no actúa. Es seguro al 100%». Nadie recibirá una descarga por error. Aunque lo ideal es que toda la población supiera usarlo, al menos parte de la plantilla del Ayuntamiento (piscinas, centros culturales y oficiales y socorristas) acaba de recibir un curso para conocer su empleo y cómo practicar las maniobras de reanimación.

Heimlich para principiantes

A Campos le bastó un minuto para enseñar, además, cómo aplicar la maniobra de Heimlich, una compresión abdominal (la presión se ejerce desde la espalda del afectado, con el puño y la mano situados un dedo por encima del ombligo y de abajo hacia arriba) que permite desatascar el conducto respiratorio cuando está obstruido por un trozo de alimento o un objeto. Nada de palmaditas o golpes en la espalda, pues, como avisó, no sirven para nada. La maniobra de Heimlich, sí: tiene un 98% de éxito.

Pero ojo, el director general de 112 Formación Ciudadana avisó de que esa presión no se puede ejercer en la barriga de todo el mundo: en el caso de embarazadas o personas obesas se debe emplear el mismo método que la reanimación cardiopulmonar, es decir, hay que presionar el pecho. Y en ese caso eviten emular a los Bee Gees.