La marginación de las mujeres en el mundo laboral no se limita al salario que cobran. En las Pitiusas, ellas son las que se llevan la peor parte del empleo, como volvió a quedar patente en las estadísticas laborales de febrero, que reflejan una situación que se repite a lo largo de todo el año, sea temporada o no. Por ejemplo, de los 4.028 empleos rubricados el pasado mes, sólo el 33,5% fueron para mujeres. Uno de cada tres. Ellas fueron admitidas para 1.353 puestos de trabajo; ellos, para casi el doble, 2.675. Resulta chocante en una sociedad como la ibicenca, en la que el 49% de la población es femenina.

La brecha crece a medida que tienen más edad: en el tramo de 16 a 24 años, ellas lograron el 40% de las contrataciones; en el de 35 a 44 años, el porcentaje cae al 30%. Y desciende al 28% a partir de los 55 años.

Más de la mitad del cielo. Son menos de la mitad de los habitantes de las Pitiusas, según el padrón oficial, pero representan el 54,4% de los desempleados. De los 8.026 parados de ambas islas registrados en febrero, 4.364 eran mujeres; el resto, 3.662 (o el 45,6%), hombres. Y hay sectores en los que el paro se ceba considerablemente en ellas: la mitad del cielo se convierte, en el caso de los servicios, en el 59% de los desempleados. En el comercio, mucho más, el 66%; es decir, son dos de cada tres personas sin trabajo en ese subsector económico. En la hostelería son el 60,4%, la misma proporción que en el resto de servicios.

61,4% del paro de larga duración. La proporcionalidad por sexos no existe en el ámbito laboral, donde ser mujer está penalizado, algo que llama la atención al analizar el paro de larga duración, aquel que se produce cuando se suman más de 12 meses sin encontrar un empleo. Así, de los 955 desempleados que en febrero acumulaban más de un año sin ser contratados en Eivissa, el 61,4% eran mujeres (587), mientras que ellos suponían el 38,5% (368). Es decir, aunque son el 49% de la población, representan el 61,4% de la cara más amarga del paro. Y lo son en toda la economía ibicenca. Por ejemplo, el 68,6% de los parados de larga duración del sector servicios son féminas; el 72,3% en el comercio; el 71,6% de la hostelería...

La guinda de los indefinidos, para ellos. A la hora de repartir la tarta, los mejores trozos, los que tienen la guinda, siempre van a parar al mismo lado, el de los hombres, mientras que ellas reciben las sobras. Es lo que sucede a la hora de analizar la calidad de las contrataciones.

Lo ideal es conseguir un trabajo indefinido, algo que es más fácil de lograr si se es varón: de los 850 contratos de este tipo firmados en febrero, el 56,7% (482) fue para ellos; para ellas el 43,3% (368). Si se analiza detenidamente cada tipo de contrato indefinido, se aprecia esa descarada discriminación laboral por sexos: de los que eran a tiempo completo, el 66% fueron para hombres y el 34% para ellas; y, qué curioso, de los que eran a tiempo parcial, casi el 63%, lo rubricaron ellas.

Parcial, para ellas; completo, para ellos. Hubo 3.365 contratos temporales, un 7,7% menos que en febrero de 2017. De ese total, 723 fueron temporales a tiempo parcial, ante lo cual cabe la siguiente pregunta: ¿qué sexo fue el que firmó más de ese tipo? Pues ellas, cómo no, que ocuparon el 54,3% de esos empleos a tiempo parcial. Sin embargo, sólo firmaron el 24,6% de los temporales a tiempo completo.

Caen un 21% los contratos por menos de un mes. Febrero, al menos, dejó una bajada sustancial de los contratos por menos de un mes en las Pitiusas. Hubo 341, un 21,6% menos que hace un año. Por el contrario, aumentaron significativamente los indefinidos: hubo 850, un 12,4% más. Los indefinidos a tiempo completo crecieron un 16,7% (se contabilizaron 468), cayeron ligeramente los que eran a tiempo parcial (de 108 a 105) y se incrementaron un 12% los fijos discontinuos (se registraron 277).