Las chinches ( Cimex lectularius) continúan expandiéndose por las camas de Ibiza y dejando como coladores a sus víctimas, literalmente. Desde que volvieron a ser detectadas en la isla hace una década, fruto de la globalización, colonizan cada vez más estancias, sobre todo hoteleras, ya que son los turistas quienes las trasladan en sus maletas, agazapadas en las costuras a la espera de poblar nuevos lugares. Como el monstruo de 'Alien', pero a escala miniatura. La empresa Goldservice ya ha realizado 89 tratamientos en alojamientos turísticos en lo que va de año, lo que supone un incremento de un 24% respecto a todos los que hicieron durante el año 2016, explica David Andreu, su responsable en la isla. Y eso que solo han transcurrido seis meses y medio del año.

Después de que la plaga se multiplicara exponencialmente entre 2008 y 2012, en los últimos años «estaba bastante estabilizada». Según Andreu, eso se debió a que muchos hoteles apostaron por sistemas preventivos ante el alcance que estaba tomando la proliferación de esos insectos en toda España. En la actualidad, 25 hoteles de la isla han optado por la prevención, sobre todo por el temor a que un brote de este tipo arruine su imagen.

Pero desde finales de la temporada del año pasado, se produjo un profundo cambio. Ya no solo eran los hoteles los preocupados y los focos donde las chinches se cebaban con los turistas: «Hubo un cambio de tendencia en cuanto al tipo de cliente, algo que este año se ha acentuado: ahora, los que más nos llaman son los apartamentos y habitaciones que se alquilan a través de webs tipo Airbnb y similares. Los bichejos se están cebando en esas casas», asegura Andreu.

Y, cómo no, este año también han recibido más peticiones de tratamientos en viviendas «que se encuentran sobreocupadas» debido a los elevados precios del alquiler: «Y a más camas, mayores posibilidades de infestación», alerta el experto en plagas.

Cinco hoteles este año

Además, han intervenido este año en cinco hoteles y hostales de Ibiza que han sufrido casos graves: «Cuando llegamos a ellos por primera vez, algunos ya tenían más de una planta cerrada». En esos casos, lo peor no son los picotazos que se lleven los clientes, sino las consecuencias en la imagen corporativa: «Cuando un viajero dice en Booking o en TripAdvisor que en un determinado hotel hay chinches, sus reservas caen en picado».

Según Andreu, las chinches suelen propagarse en hoteles y hostales a través de la lavandería: «Sobre todo cuando ese servicio se realiza en las propias instalaciones del establecimiento y no hay separación física entre ropa limpia y sucia».

En maletas británicas

El responsable de la empresa que combate tanto esos insectos como cucarachas y ratas advierte de que la reproducción de los Cimex lectularius «es rapidísima, pues en pocos días pueden llegar a distribuirse por toda la casa, factor que además se favorece cuando se utilizan insecticidas de uso doméstico o tratamientos inadecuados». Eliminar las chinches «no es fácil», recalca.

Cuando trata casos de chinches en alojamientos hoteleros, recoge los datos del país de origen del turista y de su estancia previa, tanto si viene desde su propio domicilio como si procede de otro destino, de lo que han obtenido una interesante estadística: esos insectos se cuelan, preferentemente, en las maletas de viajeros de destinos múltiples (por ejemplo, del Camino de Santiago); además, el Reino Unido es el país de origen más frecuente de casos en Ibiza, seguido de Alemania.