Reinterpretando el clásico de Sergio Leone, los alumnos de cuarto del CEIP Balansat presentaron en el Club Diario de Ibiza su cortometraje ‘El pueblo, el nuevo y el malo’. El proyecto en el que han centrado sus energías durante el último trimestre tuvo un estreno de lo más profesional. Los estudiantes, que posaron resueltos en el photocall instalado para ellos por su tutor, esperaban expectantes el resultado del rodaje. Acudieron vestidos con elegancia, como requería la ocasión, y desfilaron por la alfombra roja.

La historia, creada por ellos mismos como autores del guión además de intérpretes, comienza con una joven triste y dolorida a consecuencia de los malos tratos por parte de su pareja. El corto es un western clásico con su bueno, su malo, su forastero, su dama en apuros, una taberna y un duelo al sol. La diferencia es que los veinte protagonistas tienen solo diez años y que la moraleja va algo más allá de la lucha entre el bien y el mal. El cine ha sido la forma que los alumnos han elegido para abordar el problema de la violencia de género, para el que proponen una solución colectiva.

Los problemas de la joven maltratada terminan cuando el héroe, recién llegado al pueblo, se encara con su agresor para protegerla. Su gesto sirve de inspiración a todos los parroquianos que, como en Fuenteovejuna, se unen y terminan por enfrentarse al malvado marido, que tras algún que otro susto, acaba a buen recaudo. Los hermanos, padres y abuelos de los jóvenes intérpretes disfrutaron de la historia tanto como de las tomas falsas que el director, Aarón Valls, añadió al metraje.

Els dinosaures, nombre que recibe este grupo de estudiantes, explicaron que la experiencia les ha servido para aprender a escribir un guión, preparar un storyboard, realizar un casting, descubrir lo que es un plano o una secuencia o cómo un buen maquillaje puede hacer aparecer cicatrices de la nada. «Hemos aprendido que no se debe maltratar a nadie y que los problemas se arreglan hablando. Que hombres y mujeres somos iguales, que los maltratadores no son felices y por eso descargan en otros y que los que sufren no deben callar», explicaron los protagonistas del western a un público entregado.

El proyecto partió de una idea de Aarón Valls, que es padre de un alumno del centro además de licenciado en Comunicación Audiovisual. Cuenta que cuando llegó por primera vez a Sant Miquel, procedente de Suecia, y vio la iglesia pensó que aquello merecía un western. Había visto también un cartel sobre la violencia de género en un centro de salud y pensó que aquel tema debería abordarse en las escuelas. Las dos ideas entraron en conexión y surgió el proyecto, que sugirió a Pere Planells, el maestro de su hijo.

La idea no solo le pareció bien sino que les ha servido para articular el tercer trimestre, ya que en este colegio trabajan por proyectos. «Pensaba que no daría tiempo porque era un proyecto muy ambicioso. Nos organizamos en grupos de trabajo, aprendieron vocabulario de cine y trabajamos la violencia de género, un contenido que a veces es un poco tabú, pero que los chicos deben conocer para saber qué pueden hacer. Además, lo hemos ligado con la violencia dentro del ámbito escolar», explica el tutor de los pequeños cineastas.

«Estos niños ya están acostumbrados a aprender de esta forma, buscando información y haciendo ellos mismos mucho trabajo. En torno a esto hay muchos contenidos escolares: como la lengua y contenidos de Medi, por ejemplo, todos los inventos relacionados con el cine», señala Planells.

El éxito de la première fue tal que a buen seguro esto no será The End.

El proceso | Una iniciativa con repercusión en todo el país

Después de que los estudiantes realizaran su propio casting y escogieran a los protagonistas, empezaron los ensayos. «Colocábamos la clase como podíamos, esto será el bar, esto será tal… Pensábamos ‘maaadre mía’, porque los niños estaban tan emocionados que se descontrolaban», explica Pere Planells. Asegura que el primer día de grabación fue «bastante bien» aunque los pequeños no entendían las tomas «a trozos» y que no hubiese una grabación continua. «Aprendieron a hacer un plano y luego un contraplano; tuvieron muchísima paciencia. Lo hicieron muy bien y al final solo necesitamos tres días de grabación», relata el docente. El Ayuntamiento de Sant Joan les autorizó a cortar la calle para el rodaje, invadieron el bar Can Xicu y la plaza de la iglesia, así que el proyecto trascendió las paredes del colegio. Valls preparó un tráiler para ir abriendo boca. No solo se colgó en el blog de la escuela sino que también lo compartieron con el Huffington Post. Desde ese momento «la pelota fue creciendo» y les han entrevistado para conocer más cosas de su proyecto en ‘La ventana’, un magazín radiofónico de la cadena SER que se emite en toda España. Lo siguiente será colgar también el corto para aumentar su difusión.