El buque ´Mojo´, antiguo dragaminas militar que este verano ha funcionado como ´boat party´ en Ibiza y que fue interceptado en la isla por las autoridades tras una denuncia de los ecologistas del GEN, permanece aún retenido por la Capitanía Marítima de Ibiza y no puede ejercer ningún tipo de actividad mientras no se levante la prohibición que pesa sobre él.

El barco está catalogado como yate privado y tiene bandera panameña. Durante todo el verano fue explotado por una empresa para la realización de ´boat parties´ y, tras ser desbaratada una de estas excursiones en Sant Antoni, quedó retenido en la playa de Talamanca, donde continúa actualmente.

El capitán marítimo de Ibiza, Luis Gascón, confirmó que el barco tiene un expediente sancionador en tramitación y, de forma cautelar, se le ha impuesto el pago de un aval económico «para garantizar la eficacia de la resolución sancionadora», es decir, para hacer frente al pago de la multa que pueda derivarse del expediente en marcha.

«Hasta que no se deposite el aval, el barco no se puede marchar», señaló Gascón. Al parecer, la cuantía de este depósito es de 30.000 euros.

El ´Mojo´ ha recibido órdenes de las Fuerzas de Seguridad del Estado para que permanezca fondeado en su actual emplazamiento mientras sus propietarios no satisfagan el depósito requerido.

La investigación sobre las irregularidades del Mojo se centran en su situación legal y en las condiciones de seguridad con las que navegaba en el momento de ser interceptado por las fuerzas de seguridad en septiembre.

Regulación | A la espera de una decisión institucional

El último Consell de Alcaldes acordó iniciar gestiones para regular los ´boat parties´ y, en caso de no ser posible, prohibirlos. Esta decisión se tomó en vista de un informe jurídico de la delegación del Gobierno en Balears que concluye que la competencia para regular esta conflictiva actividad corresponde al Consell, la Comunitat Autònoma y los ayuntamientos. El presidente del Consell, Vicent Serra, afirmó que su objetivo es que para el próximo verano se haya adoptado ya una situación concreta para evitar las molestias y los riesgos para la seguridad que constituyen estas discotecas flotantes, no sometidas a ningún tipo de control y que también dañan el medio ambiente.