José Ribas González (Barcelona, 1929) cultivó la arquitectura durante más de cincuenta años hasta su reciente fallecimiento en su ciudad natal, Barcelona. Ribas fue uno de los arquitectos catalanes que contribuyó a interpretar los cambios arquitectónicos en una época de grandes transformaciones para el ´arte de construir arte´, en España y en todo el mundo.

Al finalizar la carrera de arquitectura en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona (Etsab) en 1957, fundó con Josep Angladas y Daniel Gelabert el estudio AGR. Posteriormente, colaboró con arquitectos de fama mundial como Josep Lluís Sert y Jean Nouvel, con el que construía los imponentes edificios de Life Marina Ibiza, en el paseo marítimo Juan Carlos I, a punto de inaugurarse, y el magnífico Hotel Catalonia Plaza de Europa en Barcelona.

Ribas alternó su dedicación profesional con la docencia como profesor adjunto de las cátedras de Perspectiva, Topografía y Urbanismo de la Etsab, así como encargado de la cátedra de Aplicación Física. Fue diplomado en Alta Dirección de Empresa por la Universidad de Navarra, además de asesor de diversas promociones turísticas y hoteleras.

Junto a su hijo, heredero y continuador de su obra, el también arquitecto José Ribas Folguera, el ilustre artista ha dejado huella en la isla. Su vinculación con Ibiza y Formentera ha ido más allá de su labor como arquitecto municipal de Sant Josep. Su profundo amor por las Pitiusas ha quedado patente en las obras realizadas como profesional, entre ellas el Hotel Helios (1965-1966), el Hotel Argos (1965-1967) y el chalet ´La Moreneta´, (1964-1965), una vivienda unifamiliar en Sant Josep que es ejemplo único de moderna arquitectura mediterránea integrada en el paisaje. Junto a su mujer, Nona, José Ribas veraneó toda su vida ininterrumpidamente en las islas, disfrutando de su pasión por el mar, la gastronomía, la familia y los amigos de Ibiza y del mundo entero.

Próximo y de trato amable

El gran arquitecto, amigo personal de Jean Nouvel, Sert y otras figuras internacionales de la arquitectura, es recordado por su humanidad, cercanía y trato amable y directo con todos los que le han rodeado en sus vivencias y emociones en los lugares de las islas que amaba profundamente y de los que hizo su casa de encuentros y pasiones.

Su muerte ha tenido un amplio eco en la ciudad a la que regaló magníficas obras de la imaginación, sencillez y solidez arquitectónica como los mercados de la Creu Alta y el de Felip II, la Fundación Joan Miró, el nuevo Campus IESE, el tanatorio Ronda de Dalt, el edificio Colón de Barcelona y la iglesia de Baqueira-Beret, entre otros. Edificios y construcciones impregnados de una moderna sobriedad, iluminada con grandes espacios acristalados y un sello personal en el que destacan su profundo sentido de la arquitectura mediterránea y la concepción del espacio integrado en su entorno.

El blanco y la luz han sido dos constantes y fuentes de inspiración en la obra del arquitecto catalán enamorado de Ibiza y Formentera, cuyo legado ha sido reconocido por las instituciones y profesionales de su querida Barcelona, quienes han enviado testimonios de condolencia a su familia y resaltado su obra y labor como uno de los maestros urbanísticos de la arquitectura catalana. Entre ellos el Colegio de Arquitectos de Cataluña, que le otorgó la Medalla de Oro, y la Generalitat de Cataluña, la Medalla de la Creu de Sant Jordi.

José Ribas cultivó el trabajo, la colaboración, la amistad y la admiración de otros arquitectos y correligionarios de su tiempo y se erigió en un ilustre doctor de la verticalidad y en buscador de horizontes azules entre las nubes, donde descansa en paz.