Se anunciaba como una fiesta de leyenda: un viaje relámpago en barco de Valencia a Ibiza para asistir a la fiesta de clausura de temporada de la discoteca Amnesia, considerada por algunos como la mejor sala de fiestas del mundo.

Por 149 euros se incluía todo: el trayecto marítimo de ida —iniciado el viernes por la noche— con una macrofiesta en la cubierta del barco que se alargaría durante toda la madrugada; el alojamiento en el complejo hotelero Punta Arabí para aplacar la resaca durante la jornada siguiente; la entrada a Amnesia el sábado por la noche; todos los traslados en autobús; y la vuelta en barco hasta Valencia el domingo a mediodía.

Ésa era la oferta de la empresa Ibizaoneday para el pasado fin de semana y a ella se sumaron más de mil personas, la mayoría valencianos. Sin embargo, la supuesta fiesta legendaria acabó en un fiasco, según han denunciado algunos de los asistentes.

Para empezar, la salida del barco estuvo rodeada de problemas organizativos que dejaron en tierra a algunos de los preinscritos. Después, el teórico barco de Iscomar, que según el contrato debía transportar a los pasajeros, fue sustituido por un ferry de Baleària. Unos problemas técnicos con el equipo de sonido impidieron a Ibizaoneday montar su propia fiesta en la cubierta del barco. Así pues, los pasajeros se tuvieron que conformar con infiltrarse en la fiesta de otra empresa que había montado un viaje similar en el mismo barco.

Al viajar en un ferry más rápido de lo previsto, la llegada se adelantó. En vez de alcanzar la costa a las siete de la mañana del sábado, llegaron a las dos y media de la madrugada. El grupo fue transportado en autobuses hasta el complejo Punta Arabí. Pero las habitaciones estaban contratadas a partir de las siete de la mañana. Si querían descansar en la habitación, habían de pagar diez euros de su bolsillo. O eso, o esperar a que amaneciera —con las maletas a cuestas—en la sala de fiestas del complejo. Esto último eligió la mayoría.

Por la noche, los autobuses descargaron al grupo de jóvenes a las puertas de Amnesia. En el contrato figuraba que la entrada a la discoteca estaba incluida en los 149 euros. Sin embargo, después de dos horas y media de cola, en la taquilla del club les informaron que tenían que pagar 50 euros para acceder a la pista de baile.

Algunos, como el grupo del valenciano Rafa Roque, de 27 años, decidieron no entrar a la discoteca y marcharse al complejo hotelero en taxi. No obstante, allí tampoco encontraron la fiesta prometida con anterioridad por Ibizaoneday. Eran las cuatro de la madrugada y, sin marcha en el hotel, se conformaron con «ir a la habitación a jugar a las cartas», dice Rafa.

Otros viajeros, como Vanessa Solaz, sí que pagaron los 50 euros de la entrada a Amnesia y después, a la salida, tuvieron que desembolsar otros 30 euros para el taxi de vuelta al hotel por la falta de autobuses de la organización. «Tenía que haber un autobús, pero estuvimos una hora esperando y no llegó ninguno», protesta Vanessa.

Así que quienes siguieron el ejemplo de Rafa Roque no tuvieron «ni discoteca, ni fiesta en el barco montada por Ibizaoneday, ni fiesta en el complejo hotelero», y además pagaron 30 euros por el taxi. Y los que decidieron entrar a Amnesia, por su parte, tuvieron que desembolsar 50 euros por la entrada y muchos de ellos 30 euros más por el taxi de vuelta. Lo único que fue generalizado e igual para todos fue el cabreo con la organización del viaje.