Tener carné de conducir podría considerarse una cuestión de necesidad: proporciona libertad de movimientos, permite desplazarse por placer a cualquier punto de la isla -algo nada desdeñable cuando el transporte público no llega a todas partes- e incluso facilita encontrar empleo. Sin embargo, la crisis está haciendo que muchas personas se lo piensen dos veces antes de hacer el desembolso económico que supone apuntarse a la autoescuela. Los alumnos tratar de ahorrar lo máximo posible presentándose por libre o reduciendo el número de prácticas que hacen; debido a ello, las autoescuelas reconocen que viven un momento «muy malo».

«¿Quién dijo crisis? Nunca sacarte el carné te ha salido tan barato. Ven e infórmate en el interior». «Oferta crisis. Entra e infórmate». Éstos son los reclamos que están usando algunas autoescuelas en un intento, aún no desesperado, por captar conductores potenciales. La crisis está mermando el poder adquisitivo de la población y en su intento por disminuir gastos, una de las cosas de las que están empezando a prescindir es, al parecer, del carné de conducir.

Las cifras de alumnos matriculados en las autoescuelas son la evidencia. Los centros consultados por este diario coinciden en que el número de clientes ha bajado hasta un 55 por ciento. Debido a ello, los centros han reducido las clases teóricas, tienen parados los coches de las clases prácticas, reciben alumnos que han hecho la primera parte por libre y llevan a examen a apenas un par de personas cada vez. Para intentar hacer frente a todo ello, recurren a varias soluciones: reducción de los precios y ampliación de los horarios de apertura.

Es miércoles. El reloj marca las 13 horas. José Manuel Alvariño aparca uno de los dos coches de la autoescuela Ebusus en las proximidades del centro y entra por la puerta. En lo que va de mañana sólo ha tenido un alumno; ahora hace tiempo hasta las próximas dos clases. «Debería estar en el coche, pero lo tengo parado y pagando zona azul», lamenta. En el interior de la autoescuela, sólo una alumna sentada frente a la hilera de ordenadores vacíos.

«Desde septiembre del año pasado ha bajado bastante la matriculación», indica Alvariño, mientras Carolina García, que atiende en la recepción del centro, le da la razón. Sus libros reflejan que entre marzo y junio de 2008 (la autoescuela abrió ese año) tenían 130 personas apuntadas; en los seis primeros meses de 2009, sin embargo, la cifra alcanza el centenar. «El año pasado estábamos llenos. Abríamos hasta las 23 horas y los coches siempre estaban rodando», recuerdan, con algo de nostalgia.

Este año la situación ha cambiado. De dar cinco clases teóricas -dos por la mañana y tres por la tarde- han pasado a sólo dos y todas en horario vespertino. «Hasta que la cosa vaya mejor...», señalan. En su opinión, la actual tendencia a sacar la teoría por libre para ahorrar algún dinero no supone tanto beneficio: «Si haces cuentas de las tasas de tráfico, los libros y el resto de cosas, el precio es similar», afirman.

Respecto a las prácticas, dicen que las pérdidas no son muy altas porque, al menos, sólo cuentan con dos coches. No obstante, señalan que deben pagar la zona azul, además de los seguros y gastos del vehículo, lo que supone mucho dinero. Si antes tenían esos dos vehículos «en pleno funcionamiento» con más de doce clases diarias, ahora no pasan de ocho o nueve. Hay gente que, una vez aprobada la teórica, no tiene dinero para hacer las prácticas con tanta asiduidad como es necesario. En este centro, además, han tenido casos de gente que se ha quedado sin trabajo, ha tenido que abandonar la isla y ha dejado el carné a medias.

«Pensar en positivo»

Pese a todo, «hay que pensar en positivo», señala Alvariño. Él cree que en los meses venideros la situación seguirá igual y que el invierno será bastante duro, pero vaticina que el verano próximo mejorará.

«¿Sabe dónde hay una autoescuela más barata?». Ésa es la pregunta que este año, por primera vez, le han hecho a Jéssica Crespo, de Autoescuelas Pitiusas. Aquí han notado la crisis desde principios de este año, pero aseguran que de momento van bien. Sus cuentas también reflejan un descenso de alumnos, que en su caso se sitúa en el 51,2 por ciento: entre enero y junio de 2008 había 207 matriculados; este año llevan 101.

«Hemos pasado de tener las clases llenas con veinte personas a sólo cinco en la teórica», explica Crespo, quien señala que esto ha hecho que suprimieran una de las tres clases que impartían. La autoescuela cuenta actualmente con cuatro vehículos y están saliendo todos a la calle con suficiente gente. No obstante, reconoce que si otros años tenían una larga lista de espera para hacer las prácticas una vez aprobada la primera parte, ahora van casi al día.

Ellos también han detectado que hay más gente que saca la parte teórica por su cuenta y que después, con cierto descaro, llegan a consultar por las prácticas. Asimismo, si antes los alumnos hacían una práctica diaria de forma habitual, ahora hacen dos o tres a la semana como máximo, algo que según Crespo, en realidad les supone a ellos mismos una pérdida de «tiempo y dinero». Sobre dinero, añaden que han crecido las deudas de alumnos que dicen que «ya lo pagarán».

En relación a estos pagos, Nacho García, director de las Autoescuelas Santa Eulària, cree que aparte de la crisis hay bastante gente que «le echa morro». Por eso, ha decidido cobrar las clases «por adelantado». García explica que antes había gente que iba acumulando la deuda, pero que ahora ha decidido «cortar» esta situación. Quien da una clase, la tiene que pagar a continuación.

«Desde enero es catastrófico», indica García sobre la situación que están atravesando. En su centro tenían matriculados 153 alumnos en los seis primeros meses del pasado año; en este ejercicio la cifra está en 68. «Estoy trabajando un 20 por ciento», insiste este director de autoescuela. En su caso también han reducido las clases teóricas: «Dábamos tres o cuatro, dependiendo, y ahora damos una por dar alguna, porque a veces estamos sólo la secretaria y yo», especifica.

Por su experiencia, concreta que el grupo de gente en el que más ha descendido las matriculaciones es el de los jóvenes. «El número ha bajado mucho en jóvenes de 18 ó 19 años a los que sus padres les pagaban el carné», señala. García también coincide con el resto de personas consultadas en que «mucha gente» está sacando el carné por libre. «Pero yo no los admito directamente», sostiene en un primer arranque, aunque admite que en algunos casos sí.

Sin listas de espera

Además, vive una situación similar a la de la autoescuela anterior respecto a listas de espera. García señala que si antes desde que un alumno aprobaba la teoría hasta que empezaba a hacer prácticas pasaban al menos un par de meses, ahora «hay huecos en cualquier momento» y los coches que tienen están «parados». «Trabajamos a medio gas», apostilla García, que añade que aunque confía en que el próximo año la situación mejore, cree, en contra de lo que piensa Alvariño, que no será así.

Aunque puede parecer extraño, en la autoescuela Botella han decidido hacer frente a la crisis con una oferta más amplia: estar el máximo tiempo disponibles y hacer cursos de todo tipo de vehículos son sus principales estrategias.

Así lo explica una de las secretarias del centro, Clara Collado, quien asegura que «dentro de lo malo, no falta trabajo». En esta autoescuela han pasado de tener 222 alumnos entre enero y junio de 2008, a 164 en el mismo periodo de 2009.

Collado indica que han aumentado el número de clases teóricas para que la gente tenga más posibilidades de horarios, pero reconoce que antes les faltaban ordenadores libres y tenían tres aulas disponibles y ahora, en cambio, funcionan sólo con una. Según Collado, las personas que hacen la parte teórica por libre son sobre todo quienes se sacan el carné de moto. En cuanto a las prácticas, han sufrido un descenso de actividad, pues si antes daban unas 18 diarias, ahora imparten diez o doce. Collado considera un error que la gente intente hacer las menos posibles para ahorrar dinero, pero reconoce que «tal y como están las cosas no se le puede decir a alguien que haga más».