­Vicent, residente en sa Carroca, deja encendidas las luces del jardín durante la noche y cierra todas las puertas y ventanas de su casa desde que su esposa se topó en un pasillo de la vivienda con un hombre vestido de negro que huyó al verla. «Entraron de noche en mi casa cuando había cinco niños durmiendo», recordó ayer con indignación. En la casa estaban él, su mujer, un amigo y los cinco menores. El ladrón tan sólo se llevó los 80 euros que Vicent tenía en la cartera. «Lo grave es el sentimiento que te queda después de que entren de noche en tu hogar, mientras estás durmiendo, y con niños», explicó Vicent. Su vivienda no es una casa de campo aislada, sino que está en suelo urbano y rodeada de otras casas en las que, en algún caso, también han entrado a robar.

Marga vive en Sant Llorenç. «Nos enteramos de que nos habían robado por la mañana, cuando vimos que faltaban objetos, porque no nos enteramos, no escuchamos ningún tipo de ruido», recordó ayer. «Nos despertamos por la mañana, desayunamos y, cuando nos preparamos para ir trabajar, vimos que faltaba una mochila y que se habían llevado algunas cosas del interior de un bolso, como el reloj», relató la mujer, que no acierta a entender cómo pudieron entrar los ladrones, ya que asegura que todas las puertas y ventanas estaban cerradas y que, en apariencia, no fueron forzadas. «Tal vez emplearon una llave maestra», elucubró.

La suya sí es una casa de campo, aunque tiene vecinos a apenas cien metros. La noche que robaron en su casa también había niños en el interior. Esa misma noche entraron a robar en la vivienda de uno de sus vecinos. «A ellos les desmontaron una de las ventanas», explicó.

En las últimas semanas casi todas las noches se produce algún robo en alguna casa de la isla, aislada o no. Esto ha llevado a vecinos de varias zonas de la isla a 0rganizarse y a llevar a cabo incluso patrullas de vigilancia.

Recientemente, un hombre entró a robar en una casa aislada de es Cavallet y fue sorprendido en el interior por una trabajadora del inmueble, que avisó al propietario y logró retener al presunto ladrón hasta que llegaron los agentes de la Guardia Civil de Sant Antoni, que lo detuvieron.

El hombre fue puesto a disposición del juzgado de guardia, que ordenó su ingreso en prisión con carácter provisional.

Dos semanas antes, agentes de la Guardia Civil detuvieron a cuatro personas en Santa Eulària a las que se acusó, en un principio, de formar parte de un grupo dedicado a los robos en casas de campo. Los agentes les encontraron numerosos objetos presuntamente robados en casas de campo.

Sin embargo, una vez en el juzgado de guardia, se comprobó que no había pruebas de que los sospechosos fueran los autores de los robos, y quedaron en libertad con cargos acusados por la presunta comisión de un delito de receptación.

A principios de temporada, fueron arrestados y encarcelados un hombre y una mujer que entraron a robar en una casa de Santa Gertrudis en la que había un menor de edad. El hombre le amenazó de muerte con una azada.