El seleccionador brasileño, Luiz Felipe Scolari, afirmó hoy, un día después de la derrota por 1-7 contra Alemania en las semifinales del Mundial, que no hablará sobre su continuidad en el cargo hasta que acabe el torneo.

Scolari dijo que "en ninguna hipótesis" hablará sobre su continuidad antes del partido del tercer puesto el próximo sábado contra el perdedor del Holanda-Argentina, que se juega hoy.

"Después del Mundial presentaremos un informe a la dirección (de la Confederación Brasileña de Fútbol), donde se verá lo bueno y malo que hemos hecho, y dependerá de la dirección", dijo el técnico en una rueda de prensa.

Scolari admitió que la derrota fue "histórica" y una "vergüenza", pero dijo que "no se puede acabar con la vida de los jugadores por eso". "Yo voy a seguir con mi vida, mis jugadores también van a seguir con las suyas. Continúan vencedores. Tenemos que seguir", comentó el entrenador.

Cafú, el excapitán de la selección brasileña, el último que levantó la copa del mundo, en 2002, fue literalmente expulsado cuando ingresó en el vestuario de la Canarinha a consolar a los jugadores por la goleada que infligió Alemania en el estadio Mineirao, informó él a una televisión local.

Cafú responsabilizó al presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), José Maria Marin, uno de los más criticados en la prensa por el desastre de Brasil en la fase semifinal del Mundial.

"El presidente José Maria Marin dijo que no quería personas extrañas en el vestuario. Pero dije que no soy una persona extraña, dije que quería decirles unas palabras, transmitir el cariño a ellos porque en ese momento los muchachos necesitan de apoyo, de alguien que realmente los apoye", dijo a la televisión ESPN a propósito del 1-7 que sacó a Brasil de la disputa por el título.

Marcos Evangelista de Moraes 'Cafú' aseguró que los mismos jugadores se encargaron de decirle que tenia que salir "porque Marin no quería", lo que a juicio de periodistas locales refleja el estado de confusión que se instaló en las filas del equipo que dirige Luiz Felipe Scolari.

Por otra parte, sólo seis aficionados recibieron a la selección brasileña en la madrugada de hoy a su llegada tras la derrota ante Alemania a la ciudad serrana de Teresópolis, en donde los guardias de seguridad tuvieron que retirar vallas con letreros en que se podía leer mensajes alusivos a la histórica "vergüenza".

El panorama en el campo de entrenamiento de la "canarinha" en la llamada Granja de Comary era desolador este miércoles, al punto que el seleccionador Luiz Felipe Scolari, que suele darse un paseo por el césped antes de empezar el trabajo del equipo, ni apareció, y la mayor parte de los asistentes eran periodistas extranjeros.