Aunque sus rasgos físicos podrían confundir al espectador, que seguramente la catalogaría como integrante de las prolíficas canteras alemana o escandinava, Raquel Bejarano Marí es una promesa del balonmano con denominación de origen ibicenca. Nacida en la isla el 7 de junio de 1996, se inició en este deporte hace nueve años en el HC Puig d´en Valls, el club de su localidad natal. De la mano de Noel Cardona ha dado un salto de calidad en los dos últimos cursos, progresión que acaba de premiar la Federación Española al convocarla por primera vez con la selección cadete.

—¿Qué se siente cuando se recibe una llamada de la selección?

—No me lo esperaba para nada. Hay otras jugadoras en mi puesto con mejores condiciones físicas que yo (mide 1,64 metros y pesa 55 kilos). Llamé llorando de alegría a Noel Cardona, mi entrenador. Es un sueño poder jugar dos partidos con España. Será una sensación que me marcará para siempre.

—A sus 15 años, es baja incluso para su puesto, ¿con qué compensa esa falta de físico?

—En mi posición se exige mucha inteligencia a la hora de elegir los pases en ataque y mucha intensidad cuando juegas en la posición de avanzada en defensa. Tengo mucha resistencia física y me gusta observar a mis rivales. Saco sus puntos débiles. Me gusta mucho el estilo de profesionales como Raúl Entrerríos o Dani Sarmiento (ambos jugadores del FC Barcelona).

—Le gusta estudiar a su presa antes de atacarla.

—Intento imitar lo mejor de cada una de las adversarias a las que me enfrento. Mi estilo de juego es más de pasar la bola, pero si veo una opción clara de gol, voy a muerte. Defendiendo es lo mismo, hay que robar y salir al contraataque. Me encanta esa manera de jugar.

—Con esta convocatoria se demuestra que la senda abierta por Gina Costa y Ana Ferrer, las únicas internacionales baleares hasta la fecha, sigue abierta.

—Con Gina casi no coincidí en el club, pero tanto ella como Ana Ferrer son dos referencias muy claras, un ánimo para seguir dando pasos en un deporte que me encanta. Hace solamente dos años, el nivel de nuestro equipo no era muy bueno, pero Noel está sacando lo mejor de cada una de nosotras.

—Ana Ferrer juega en la élite a nivel de clubes. ¿Es posible seguir sus pasos?

—Me encantaría. Tengo muy claro que si salgo de Eivissa por tema de estudios dentro de unos años iré a un sitio en el que haya la oportunidad de seguir practicando balonmano, me buscaré un equipo como sea.

—¿Cuál es el objetivo del HC Puig d´en Valls cadete para la presente temporada?

—Entrar en la fase final del Campeonato de España. Luchar por las medallas ya será otra historia, estar sería un premio. Es una pena que solamente haya dos equipos en Balears, el HC Eivissa y nosotras. La Liga local la hemos ganado después de solo dos partidos y ya estamos pensando en la fase nacional.

—¿Cómo se explica el ´boom´ del balonmano femenino español a nivel de resultados en los últimos años?

—Los éxitos de las chicas de la selección sénior nos están impulsando. Han demostrado que no solamente en categoría masculina se pueden ganar medallas internacionales.

—¿Dónde puede llegar su generación en unos años?

—Es una quinta bastante buena. Las selecciones españolas juegan mucho en equipo, como nosotras aquí en el Puig d´en Valls. Nuestro mérito es colectivo, individualmente no valemos nada.

En corto

INSTALACIONES

¿Cómo se sacan fuerzas para entrenar en invierno en una instalación descubierta?

La única palabra que me viene a la mente es la ilusión. Lo hacemos lo mejor posible en una pista que siempre está húmeda en invierno, sin vestuarios y donde tenemos que aguantar el olor de los excrementos de los animales que están en los campos de aquí al lado.

PABELLÓN

¿Hace cuánto que se le promete al club la construcción de un polideportivo?

Demasiado tiempo. Ahora no hay dinero y no nos lo van a hacer. Somos un club campeón de España en categorías inferiores y entrenamos al aire libre, eso es impensable en el resto de España. Por suerte, pocas lesiones se han producido en una pista como esa.