¿Es posible que con la mitad de público se doble el ambiente y la emoción que se puede vivir dentro de un pabellón? Los hinchas del Pachá Ibiza Voley demostraron ayer en Es Viver que este imposible matemático se puede lograr si se adorna una tarde de voleibol con cánticos, tambores y muchas ganas de disfrutar viendo el juego de unos jugadores que buscan imposibles.

El debut en casa en la Superliga 2 congregó a la ´modesta´ cifra de 250 espectadores. El patrón para medir la afluencia de público era demasiado severo: el pasado 16 de abril casi 600 espectadores abarrotaron la instalación vilera en el choque del ascenso ante el C.V. Andorra.

Como aquel día, el partido pareció decantarse para el Club Voleibol Eivissa tras un gran arranque y luego se equilibró para el visitante, esta vez un C.V. Almoradí con el que no había tantas cuentas pendientes. El último parcial, esos quince puntos donde del todo a la nada hay un milímetro, hizo que los vellos se erizaran en la cancha y en la grada.

Durante el partido, Juanan Ripoll, capitán el año pasado y centrado en su papel de directivo esta temporada, era un manojo de nervios junto a la puerta de los vestuarios. «Se vive mejor dentro del partido. Al menos descargas adrenalina», comentó tras el feliz desenlace. Por su parte, Jorge Garcías, que también ve los toros desde la barrera al cambiar su posición de líbero por la de segundo entrenador, disimulaba la tensión anotando sin cesar las estadísticas de los amarillos.

Pero si alguien lo pasó mal, ese fue Antonio Moreno. El almeriense se torció el tobillo en el último acto y tuvo que ser ´encamillado´ entre los brazos de sus compañeros. Excelente en su debut, el opuesto vio con gesto de sufrimiento y bolsa de hielo en la articulación magullada el arreón final de sus colegas. Sangre, sudor y lágrimas para explotar de alegría con el punto final. Con este plus de heroica y el empujón invisible de la afición estalló la alegría.

¡Ríete tú de lo del ascenso contra el Andorra! Por delante quedan siete u ocho partidos a vida o muerte en Es Viver, la república independiente del voleibol en Eivissa. A disfrutar se ha dicho.

La cifra126 minutos. Más de dos horas de emoción

Maratoniano como pocos, el partido se eternizó hasta los 126 minutos. Nadie protestó, al contrario, todo el mundo quería más. De más a menos y con resurrección en el ´tie-break´, el Pachá sumó sus primeros dos puntos peleando el choque hasta el final.