Los jugadores del Pachá Ibiza Voley debieron pensar en el choque de ayer que cuando mayor es la dificultad, mayor es la gloria porque al grupo que dirige Toni Gino le da igual cuán grande sea el enemigo (el CV Andorra ha sido equipo de Superliga), cuántas adversidades tenga que superar (en el cuarto set, su rival se puso 14-18 y el presagio era el más pesimista). A todo se rehace. La fe mueve montañas y más cuando viene acompañada de 600 gargantas que dan el aliento suficiente para lograr el ascenso a Superliga 2.

A las 20.31 horas de ayer se acabó de escribir la página más gloriosa de un club con menos de seis años de historia al que ayer le valía un 3-1 para hacerse a la idea de que la próxima campaña militará en la división de plata del voleibol nacional. Lo del CV Eivissa es inédito en este deporte en todo el país, puesto que en tres años, de manera consecutiva, ha pasado de jugar en Primera Balear a subir al segundo escalón.

Cumplir el guión previsto no fue algo trivial si no todo lo contrario. Los locales comenzaron con fuerza el primer set en el que destacaron los saques de Arthur Borges y los remates de Edmon Solanas. El sexteto ibicenco se sentía cómodo en la pista y su rival no sabía por donde atajar el problema. Con 12-7 en el electrónico, el técnico visitante, Lluís Hillaire, solicitó tiempo muerto para aclarar las ideas de los suyos, que reaccionaron gracias a su estrella, Geni da Silva (13-12). El empate a 20 subió al marcador tras una polémica acción en la red que cayó del lado andorrano. Ese lance enrabietó a los pitiusos, que acabaron por adjudicarse el primer parcial por 25-22.

La inercia ganadora del CV Eivissa continuó en la segunda manga gracias, sobre todo, a la buena defensa de todo el plantel y al acierto rematador. Con 14-10 Leoncio cayó lesionado de su gemelo y no pudo continuar, pero eso no fue obstáculo para un equipo que cree en sí mismo como nadie. A pesar de que el equipo del Principat se puso 23-21, los insulares pudieron apuntarse su segundo set tras un remate de Saulo Costa.

Las revoluciones con las que el Pachá jugó en los dos primeros parciales bajaron ostensiblemente en el tercero. La tensión cayó y eso lo aprovechó el visitante Da Silva, quien con continuas provocaciones desquició a los locales y manejó el tempo del partido a su antojo. El porcentaje en el remate de los de Gino descendió y su adversario se creció para apuntarse el 2-1 (13-25).

Para el equipo de Es Viver fue un duro golpe del que se repuso casi al final del cuarto set. Antes se pudo ver un espectáculo digno de la mejor Liga española entre Edmon Solanas y Geni da Silva. A un golpe del punta de los pitiusos llegaban dos de su rival, por lo que Andorra seguía por delante. Con 14-18, Gino pidió tiempo muerto y parecía que no serviría de nada porque su oponente cogió una renta de cinco puntos (17-22). A partir de ahí, la comunión entre el equipo y el público fue tal que el Pachá hizo posible lo imposible. Remontó un 19-23, se puso por delante gracias al saque de Mario Oliva. Pau Llach colocó el 25-24 y un error de los andorranos cerró el choque. La euforia se desató y la afición invadió la pista. Un final de película para un equipo con estrella.