Quisiera compartir con ustedes una inquietud. Se nos convocó el pasado jueves a una reunión informativa en el instituto Isidor Macabich, donde estudia mi hija, para explicarnos cómo afectaran los recortes que se estan aplicando ¡en la educación de nuestros hijos! Era a las 20.30 en el salón de actos. Horario de cierre de comercios y un espacio adecuado para recibir a un numero importante de padres. Hay unos 600 alumnos y, más o menos, ¿1.000 padres y madres? Resultado: asistimos 32, de los cuales doce, aparte de ser padres, son profesores en otros centros. Fuimos a un aula... ¿evidente, no? Era del tamaño adecuado.

Dentro de toda mi ignorancia (porque les aseguro que no me entero de la misa la mitad de lo que esta pasando, y como yo deduzco que más padres), he sentido mucha tristeza, vergüenza y sorpresa. ¿Cómo es posible? ¿Qué importancia le estamos dando a esta situación? ¿Qué imagen damos a nuestros hijos? ¿Con qué cara les exigimos a esos profesores que se movilicen? ¡Hagan algo!, no dejen de prestar atención a los nuestros, aunque tengan más niños en la misma clase, aunque no tengan dinero suficiente para mantener las cosas básicas, limpieza, pintura, calefacción, material, etc.

No puedo entender cómo vamos a conseguir hacer fuerza si no nos informamos de qué va a pasar con la educación de «lo que más quiero en este mundo» (nuestros hijos). Hay más padres que profesores... y ellos no pueden solos.