En general, para una buena alimentación, las cenas deberán ser ligeras o livianas.

De esta manera, mejorará nuestra digestión y el sueño será más reparador. En la mayoría de los casos, la cantidad energética de la cena no debería constituir más del 20% de la cantidad de calorías diarias ingeridas, dejando la mayor cantidad de calorías para el desayuno y la comida.

Será preferible realizar la cena al menos dos horas antes de acostarse, dejando así tiempo suficiente para que se haga la digestión y esta no interfiera con el sueño. Es aconsejable tomar antes de dormir una infusión relajante y sin teína, que facilite la digestión y a la vez el sueño.