Es posible que ni siquiera recuerdes el día en que limpiaste las cortinas de la ducha. Tal vez te limitas a darles un aclarado rápido, sin darte cuenta de que la suciedad está ahí: la cal, las salpicaduras de gel de ducha, el champú o el moho causado por la humedad.

Este el secreto para conseguir unas cortinas de ducha sin moho, que estén siempre limpias y no haya que cambiarlas en mucho tiempo.

Tener las cortinas de la ducha manchadas, con salpicaduras de cal incrustadas e incluso ennegrecidas por el moho no tiene excusa. ¿Qué pueden pensar nuestros invitados? El factor estético es importante, pero aún más la importancia de mantener un entorno limpio y saludable.

Está demostrado que vivir en un ambiente húmedo y estar constantemente expuesto al moho tiene graves repercusiones en nuestro sistema respiratorio. Esto puede provocar asma, alergias y diversos problemas respiratorios.

Es aconsejable tomar medidas y hacer todo lo posible para evitar la formación de moho.

Conseguir unas cortinas de ducha sin moho, que estén siempre limpias y no haya que cambiarlas cada vez que estén sucias es muy sencillo.

Si nuestras cortinas son blancas y hay muchas manchas, podemos probar un método agresivo con lejía. Basta con añadir un vaso (o dos en las peores situaciones) de lejía a un recipiente con agua caliente. Coloca la cortina de la ducha y déjala actuar toda la noche. Aclárala bien y cuélgala al aire libre.

Si quieres evitar el efecto blanqueador de la lejía, puedes utilizar peróxido de hidrógeno. Vierte un poco sobre la zona a tratar, déjalo actuar unos minutos y luego límpialo con agua tibia. Espere toda la noche y luego aclara bien la cortina.

Es aconsejable dejarla secar siempre al sol, ya que el sol hará desaparecer el moho y evitará que crezca. También es aconsejable dejar las cortinas bien estiradas después de la ducha hasta que estén completamente secas con el baño bien ventilado.