La hija de Cayetano Rivera destapa a Eva González: "Solo disimuló su desagrado hacia mí"

Lucía Rivera publica su biografía, un desgarrador relato de su vida

La hija de Cayetano Rivera destapa a Eva González: "Solo disimuló su desagrado hacia mí"

La hija de Cayetano Rivera destapa a Eva González: "Solo disimuló su desagrado hacia mí"

Manuel Riu

Acaba de salir a la luz "Nada es lo que parece", la biografía de Lucía Rivera, hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera, un desgarrador relato de su vida en el que no sale nada bien parada la que fuese su madrasta, Eva González, asegurando que "solo disimuló su desagrado hacia mí".

Lucía desvela que "en este libro he vaciado una mochila que pesaba toneladas" y relata, en primera persona y con una sinceridad que nunca hubiésemos imaginado, lo dura que ha sido su vida.

Además de hablar de lo complicado que fue su nacimiento -llegó al mundo con dos fémures rotos y poco después de nacer sufrió una parada cardíaca- la modelo echa la vista atrás para confesar lo dura que fue su infancia, entre Madrid y Asturias, pasando por diferentes colegios y sin encajar en ningún sitio.

Pero antes de encontrar su camino con 16 años y probar suerte en el mundo de la moda -en el que nada es como parece- Lucía sufrió maltrato psicológico y físico por parte de dos de sus primeros novios. El primer chico del que se enamoró le prohibió salir con sus amigas, le controlaba el teléfono y hasta como iba vestida: "A medida que intentaba liberarme de esas cadenas, él las apretaba más. Se presentaba en la puerta de mi casa, aparecía gritando, buscaba a hombres dentro del armario pensando que le estaba engañando y me gritaba hasta que le daba el móvil y le dejaba revisarlo".

Un abuso psicológico que pasó a ser físico en su segunda relación, como confiesa en su libro. Un chico que al principio la trataba bien, pero que no solo hizo las mismas cosas que su primer novio, sino que terminó maltratándola en numerosas ocasiones: "Ahora que me paro a pensarlo, reconozco que fui la víctima perfecta, casi hecha a medida, una niña con muchos abusos interiorizados, los celos posesivos, los insultos y los refuerzos intermitentes".

"La primera vez ni siquiera la recuerdo bien, porque fueron muchas, cada vez más. Siempre lo excusaba achacándolo a que estaba drogado y entendí que esa era una manera 'normal' de relacionarse, que yo sería capaz de hacerle cambiar, que la culpable era yo... Pero las peleas aumentaban de mes en mes, ya no solo con él, sino con todo mi entorno. Sus infidelidades, que no fueron pocas, consiguieron hacerme cada vez más pequeña y me llenaban de ira. Siempre defendí a Aitor a capa y espada. No sé por qué, pero aseguro que sentía verdadera admiración por él. Recuerdo sus ojos, fuera de sus órbitas, ensangrentados con rabia, y el ceño fruncido mirándome fijamente mientras exclamaba todo tipo de amenazas y me agarraba el cuello contra la pared. Sentía una especie de muerte dentro de mí, tenía moratones hasta en las orejas, y no, nunca se me pasó por la cabeza tomar medidas legales" desvela, confesando que si no llegó a denunciarlo fue "por miedo a las consecuencias que podría pagar yo".

"Aprender a amar en ese contexto acaba contigo. Nadie te da ninguna lección hasta que lo vives. Es jodidamente complicado recuperarte. Pero solamente salir de ahí te devuelve la vida que el maltratador te ha robado. Es como abrir por fin un baúl en el que estabas encerrada a cal y canto y con alguien encima que hacía resistencia. Es salir dando una patada fuerte y cogiendo todo el aire que te faltaba" reconoce.

Mundo de la moda

Pero, además de abrirse en canal para contar lo duras que fueron sus primeras experiencias en el amor, Lucía también aborda los peligros del mundo de la moda, sus complejos físicos, sus problemas de salud mental y los riesgos de la fama con los que ha tenido que lidiar desde que decidió probar suerte como modelo con 16 años.

Una parte destacada del libro es en la que cuenta la relación de su padre de Eva González. Sobre la presentadora asegura que recibió algún que otro desaire, sobre todo en los inicios de la relación con su padre: "Sé que al principio y a su manera, mi padre luchó por mí. Y como era de esperar, rehízo su vida con una mujer, quien, al principio, para mi disgusto, solo disimuló su desagrado hacia mí".

La modelo asegura que no les había contado nada de lo que pasaba por su cabeza hasta ahora, pero que tampoco lo hace desde el rencor porque "he comprendido que todos, hasta la ya exmujer de mi padre, de la que incomprensiblemente me habría gustado recibir alguna migaja de cariño, lo han hecho lo mejor que han podido".