Violencia machista

Crimen machista en Baiona | Un abogado ante una difícil papeleta

¿Cómo defender a un cliente que no te dirige la palabra? El letrado de oficio del autor del crimen de Baiona "nunca" se vio en una situación así, pero no se plantea renunciar

El presunto asesino de Baiona, el miércoles, en silla de ruedas, en los juzgados de Vigo.

El presunto asesino de Baiona, el miércoles, en silla de ruedas, en los juzgados de Vigo. / Alba Villar

Marta Fontán | @martifontan - Carlos García

"No conseguí que me dijese ni media palabra...”. Saúl Vidal, veterano abogado vigués, es el letrado que se hizo cargo, a través del turno de oficio, de la defensa de Ángel Rodríguez da Costa, el profesor que el pasado domingo mató supuestamente con un hacha y un cuchillo a su exmujer delante de sus dos hijos pequeños en Baiona. Envuelto en un absoluto mutismo, el presunto asesino no se ha comunicado de ninguna forma desde que fue arrestado el lunes. Que un detenido se acoja a su derecho a no declarar ante los agentes que llevan la investigación, o después en el juzgado, no es nada extraño. Lo excepcional, como ha ocurrido en este caso, es que no hable absolutamente con nadie. Y más raro es aún que no lo haga ni siquiera con su abogado. El jurista lo intentó hasta en cinco ocasiones distintas. En ninguna tuvo éxito. “Es la primera vez que me ocurre algo así, que un cliente no me diga nada”, confiesa este profesional que, pese a la difícil papeleta y a la expectativa de si el hombre empieza a cambiar de actitud, no se plantea renunciar. “Salvo que él designe a un letrado particular o decidiese hacerlo su familia”, puntualiza el abogado, con el que, al menos hasta la mañana de ayer, no se había puesto en contacto ningún familiar del investigado.

¿Cómo defender a una persona que no emite ni una palabra? Abogados vigueses consultados coinciden en que es un importante hándicap. “Entre un abogado y un cliente es fundamental que haya comunicación y confianza”, afirma el conocido penalista Guillermo Presa. De hecho, añade tajante, si como letrado de designación particular se encontrase con que quien lo contrata no le responde a nada, tendría muy claro que no continuaría representándolo. “Cuestión distinta es si eres designado de oficio, ya que tienes el deber de defender al cliente”, puntualiza. “Lo cierto es que en este trabajo te puedes encontrar con mil escenarios, detenidos que te mienten, otros que son reticentes a la línea de defensa que les aconsejas..., pero nunca me vi ante una situación como esa [en referencia al total mutismo del presunto asesino de Baiona], nunca me pasó, ni a mí ni creo que a ningún otro compañero”, resume este profesional, acostumbrado a bregar, como defensor, con causas graves y complejas.

Tomás Santodomingo, otro jurista con experiencia en el ámbito penal, coincide. “El que un cliente no te hable te complica completamente tu labor, aunque puede ser una conducta temporal que con el tiempo cambie”, indica, ahondando, como Presa, en que, aunque un silencio como el de este presunto asesino es algo inusual, no lo es tanto que les toque defender a sospechosos “remisos” que “no ayudan”, que se niegan a hablar sobre los hechos que se le atribuyen o que incluso “te vean como al enemigo”. “Pero el derecho de defensa está por encima de todo y este abogado, con estos mimbres, hará el trabajo que pueda lo mejor posible”, manifiesta sobre el letrado del caso de Baiona.

Otro abogado vigués, Ramón Pérez Amoedo, admite asimismo que no poder dialogar con un cliente es un contratiempo, pero en casos con “datos objetivos claros” que incriminan a un sospechoso y en los que además está complicado lograr atenuantes o eximentes, un letrado ya lo tiene muy difícil de antemano, hable o no hable el investigado al que represente.

Causas graves

Saúl Vidal, que está en la lista especial para causas graves del turno de oficio del Colegio de Abogados de Vigo, fue designado para defender a este profesor el miércoles, cuando fue puesto a disposición judicial en Vigo. Antes, en la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, el detenido tuvo otro letrado de dicha ciudad, también de oficio, ante el que tampoco manifestó nada. “En los juzgados me presenté, me identifiqué, le expliqué mi función, le insistí en que si me hablaba se ayudaría a él y a mí en la línea de defensa, pero sin resultado; ahora me pondré en contacto con la cárcel, para ver si empieza a hablar en algún momento y puedo tratar de entrevistarme con él”, avanza Vidal sobre sus próximos pasos.

En todo caso, hable o no, reconoce el abogado, la defensa que pueda articular la ve muy limitada. Y no solo por las pruebas e indicios que se acumulan contra su cliente en relación con el crimen. También por el hecho de que lo dictaminado por los psiquiatras del Álvaro Cunqueiro y por los forenses del Imelga dificultan lograr “alguna atenuante” por la vía del trastorno mental. “Indagaré en lo que esté a mi alcance, en el atestado, en las testificales... pero es un caso muy complicado; se podría intentar una pericial psiquiátrica privada, es la vía que veo, pero para eso debería poder hablar con él”, concluye.

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Ángel Rodríguez fue detenido a primera hora del lunes tras entregarse en Ourense. Y el jueves, avanzada la tarde, entró en el centro penitenciario de A Lama. Allí se le aplicó el protocolo de prevención de suicidios, ingresando en el módulo de Enfermería y designándole un preso de acompañamiento permanente que estará con él, para vigilarlo, las 24 horas del día. Sobre su actitud, al menos durante esa primera jornada privado de libertad, nada nuevo: siguió, como ha hecho desde su arresto, sin hablar, sin reaccionar a nada y sin colaborar. Ese día del ingreso no solo no habló. Ni siquiera se movió. Según pudo saber este periódico, hubo que moverlo en silla de ruedas al no ponerse a andar él voluntariamente –igual que en los juzgados vigueses tal y como se vio el día que fue trasladado para valoración psiquiátrica al Hospital Álvaro Cunqueiro– e incluso, al no hacerlo por propia iniciativa, fue necesario desvestirlo y ponerle después la ropa con la que entró en el penal. A la hora de tomarle las huellas, tampoco lo hizo voluntariamente y, aunque no oponía resistencia, los funcionarios tuvieron que cogerle la mano para cumplimentar este trámite. Esa noche no comió nada. El presunto asesino ingresó en A Lama por orden de la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, que, en un auto en el que hizo referencia a la investigación de la Guardia Civil y a las testificales de vecinos y familiares, considera que hay suficientes pruebas indiciarias que apuntan al investigado como presunto autor del crimen, haciendo también mención a la gravedad de los hechos y a la pena de prisión que los mismos conllevan.

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