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Investigación policial

El ADN cerca al presunto asesino de un profesor asesinado en Vigo

El análisis genético de los vestigios del piso de la víctima incrimina al joven | El estudio de los teléfonos sitúa el crimen una semana antes de hallarse el cuerpo: entre las 00.05 y las 18.20 horas del 29 de diciembre

David M.C., cuando en enero fue enviado a prisión por el crimen de la calle Areal. RICARDO GROBAS

El 2022, un año que se está caracterizando por un acusado aumento de la delincuencia, arrancó en Vigo con dos homicidios. Uno de ellos ya no tuvo apenas recorrido judicial porque la presunta autora, una sexagenaria que apuñaló a su marido en su vivienda de la calle Álvaro Cunqueiro, se quitó la vida ese mismo día tras ingerir pastillas. El procedimiento se vio por tanto abocado al archivo. Pero el otro crimen, el del profesor asesinado en su piso de la calle Areal, está en plena fase de instrucción judicial y con el supuesto autor, el joven monfortino David M.C., encarcelado a la espera de juicio. Precisamente los últimos días han sido claves en este caso ya que se han recibido dos informes periciales de la Policía Nacional que son fundamentales para el devenir de la causa: el de ADN y el de la geolocalización de los teléfonos móviles. Los resultados de los análisis genéticos cercan e incriminan al investigado, según informan fuentes cercanas al caso, al hallarse coincidencias que se convertirán en pruebas de cargo en la futura vista oral contra él.

La investigación está al cargo del Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo. El cadáver de Benito Torreiro Sío, un profesor jubilado de 69 años, era hallado en su piso de la céntrica calle viguesa la tarde del 4 de enero de este año, en plena época navideña. La casual detención de su presunto agresor en un control de la Guardia Civil en Silleda puso al descubierto este homicidio, que no era reciente, ya que el examen forense desveló que se había cometido una semana antes. Un dato que ahora se acaba de ver refrendado por el informe policial de la triangulación de los teléfonos móviles.

Sobre la forma en que se cometió el crimen, todo apunta a que el sexagenario fue golpeado en la cabeza con una de las bolas decorativas de mármol que tenía en su salón y que después, cuando ya estaba aturdido por ese primer ataque, sufrió varias cuchilladas, una de ellas en el cuello que le causó la muerte. La sospecha es que el profesor y el joven mantenían una relación sentimental, lo que explicaría la presunta presencia del monfortino en la vivienda de la víctima.

Prueba capital

Una de las pruebas capitales en cualquier homicidio es la del ADN, junto a las huellas dactilares. Y en el piso de la calle Areal la Policía Nacional se encontró un buen puñado de vestigios para su posterior examen. Los agentes recogieron un total de 144, entre los que había dos cuchillos y tres bolas decorativas ensangrentadas que se constituyen sin duda como evidencias claves en este caso. El agresor no se molestó en limpiar la escena del crimen ni en eliminar pruebas. Junto a las armas del crimen, los efectivos policiales también recogieron para su análisis muestras en vasos, tazas, botellas de alcohol, mecheros, un cenicero con colillas así como en la propia ropa del fallecido, que apareció tirado en el salón en un gran charco de sangre, entre la mesa del comedor y el sofá, vistiendo prendas de estar por casa: una camiseta, un pantalón de chándal y calcetines. Sus zapatillas aparecieron en otro punto del salón, donde había evidentes signos de la violencia allí ejercida, como objetos volcados o tirados por el suelo y proyecciones de sangre que alcanzaron las paredes.

Los resultados de los que ya se dispone de las pruebas de ADN, confirman las fuentes, delatan al investigado, que permanece en prisión provisional desde que fue detenido en enero por orden de la jueza instructora y tras confirmar dicha medida la Audiencia de Vigo. Y esta semana también ha llegado otro informe policial, el de la geolocalización de los teléfonos móviles. Un dato clave que aporta es el relativo a la posible fecha en que se cometió el crimen. La apreciación de los agentes que hicieron el estudio técnico en relación con esta cuestión nuclear coincide con la de los forenses: la triangulación de los dispositivos móviles sitúa el momento del crimen entre las 00.05 horas y las 18.20 horas del 29 de diciembre, a las puertas de Fin de Año y concretamente siete días antes del hallazgo del cadáver, algo que ocurrió el 4 de enero tras la detención del supuesto homicida.

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