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Medio Ambiente

Ciencia ciudadana en Ibiza: «Sant Antoni tiene la mayor concentración de microplásticos del Mediterráneo»

La jornada de divulgación organizada por el GEN y la plataforma Observadores del Mar pone de manifiesto la grave amenaza que supone para el medio marino los envases de un solo uso

Un momento de la mesa redonda sobre el proyecto de seguimiento de los microplásticos. | V.MARÍ

Lucas Casanovas jamás había imaginado que una botella de plástico o cualquier envase elaborado con este material pudiera dividirse en miles de trocitos. Su compañera de clase María González ahora sabe que todos esos fragmentos acaban en el agua o en la orilla. Abderrahman El Final Hajji les ha acompañado en los trabajos de campo donde han visto de primera mano la amenaza que suponen estos residuos para la salud del mar. Por ello, ahora se siente mal siempre que ve un plástico tirado en el suelo y siente la obligación de recogerlo.

Dos alumnos de la Santísima Trinidad con dos voluntarias en Cala Gració. | GEN

Estos testimonios pertenecen a tres alumnos de segundo de ESO del colegio Santísima Trinididad de Sant Antoni, uno de los centros que participa en el proyecto ‘Microplastic watchers’ («observadores de microplásticos»). El éxito de este programa, en el que los voluntarios toman muestras para colaborar en una investigación, les ha merecido protagonizar una de las mesas redondas de una jornada dedicada a la defensa del medio marino.

Bajo el lema ‘Ibiza Submergida en la Ciència Ciutadana’, el Grup d’Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB) y la plataforma Observadores del Mar han organizado todo un día de charlas divulgativas en el Club Náutico de Sant Antoni, en el que se presta especial atención al papel de la gente de a pie para ayudar y ser partícipes de estudios científicos.

Con este programa de seguimiento se han estudiado cuatro playas de Formentera y 16 de Ibiza

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Este es el caso de la quincena de centros educativos que, desde 2018, han participado en el seguimiento de los microplásticos en playas de las Pitiusas (un total de 16 en Ibiza y cuatro en Formentera). En las Pitiusas, este proyecto también esta coordinado por el GEN y Observadores de la Mar, financiado en parte por el canon para proyectos ambientales del las concesiones de playa de Sant Josep.

Colaboración intergeneracional

El voluntariado se lleva a cabo en otras zonas del Mediterráneo español, pero se da la circunstancia de que solo en las Pitiusas se ha convertido en un proyecto intergeneracional, en el que los estudiantes trabajan codo a codo con beneficiarios del programa Gent Gran de La Caixa.

Dos de las voluntarias que se han sumado a través de las actividades para mayores, Carmen Vicente y Maria Serra, admiten que no tenían idea de qué eran los microplásticos antes de rastrear la arena junto a los chavales. Ahora, están plenamente convencidas de «lo importante que es concienciar sobre este problema».

Ellas han podido observar de primera mano los datos tan impactantes que va desgranando Agnès Vidal, educadora ambiental del GEN. En cada jornada de muestreo, se recogen seis metros cuadrados de arena de un dedo de grosor. En una ocasión, en es Cavall den Borràs, tras separar el material recolectado, Vidal comprobó que el montón de microplásticos superaba en altura al del sedimento natural de la playa.

Corrientes

«Formentera es, con diferencia, la isla que presenta peores resultados», detalla la educadora ambiental del GEN. A sus orillas no solo llega una cantidad ingente de fragmentos, sino también envases enteros. «Las corrientes marinas traen muchas botellas con caracteres árabes», detalla.

Formentera es la isla que presenta peores resultados en estos trabajos de campo

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De igual manera, la zona de poniente de Ibiza también queda gravemente afectada por estas corrientes, al contrario que «Vila o Santa Eulària, donde no salen estos plásticos». Así, s’Arenal de Sant Antoni es la playa con peores datos de Ibiza, donde Cala d’Hort también ofrece cifras preocupantes.

Los resultados y conclusiones de este trabajo de campo aún están pendientes del estudio final a cargo del director del proyecto, el oceanógrafo Luis Francisco Ruiz Orejón. No obstante, Vidal advierte que otro trabajo de este mismo científico constató que en un arco que abarca desde la bahía de Portmany hasta la parte de poniente de Formentera (desde ses Illetes a Migjorn) se encuentra la mayor concentración de plásticos del Mediterráneo. «Hasta 30 veces más», recuerda Vidal.

Tras participar en estas recogidas de muestras con los escolares, una de las voluntarias, de 80 años, confesó que «se había dado cuenta de que su vocación era ser científica», recuerda Vidal entre risas. ¿Y qué se puede hacer para corregir esta contaminación? Esta es una de las preguntas que debe afrontar la mesa redonda siguiente. Una de las ponentes, la periodista ambiental Cristina Amanda Tur, sentencia que se necesita «más activismo y menos hippismo».

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