Casi ocho años después de que se descubriera, durante las obras de construcción del Mercadona de s’Olivera, en Puig d’en Valls, un importante yacimiento arqueológico, el Consell de Ibiza ya tiene vía libre para cubrir la zona que se encuentra a la intemperie y que, por ello, ha sufrido desperfectos.
En el último pleno, el Ayuntamiento de Santa Eulària aprobó de forma definitiva el estudio de detalle necesario para ejecutar el proyecto y, paralelamente, ha ido tramitando la solicitud de licencia. Un portavoz municipal apunta que, para la concesión del permiso de obra, sólo resta el informe jurídico, por lo que se prevé que esta misma semana o la siguiente ya se pueda otorgar.
Por su parte, el Consell Executiu debe aprobar acto seguido la licitación de las obras, lo cual, según un portavoz de la institución, «no tardará demasiado porque todo está bastante avanzado». El presupuesto del concurso asciende a algo más de 305.000 euros.
El yacimiento se sitúa por debajo de la estructura del supermercado en una superficie de 1.500 metros cuadrados y el resto, que ocupa una área de 712 metros cuadrados, se encuentra al aire libre sin ningún tipo de protección ni restricción al paso de personas. Se trata de una necrópolis de época tardo antigua, restos de una casa romana y otra, superpuesta, islámica, más sitges, pozos para recogida de aceite y un conjunto de zanjas de cultivo, entre otras instalaciones de distintas épocas antiguas. Originalmente, el yacimiento ocupaba una extensión de 10.000 metros cuadrados,pero sólo se conserva visible una parte. El resto se documento, se cubrió para protegerlo y se enterró en la zona que ahora ocupa el aparcamiento.
Convenio suscrito en 2015
En febrero de 2015, el Consell firmó un convenio con la empresa arrendataria del terreno, Mercadona SA, y la propietaria del solar, Llobet Tur SA, por el cual se cedía a la institución de forma gratuita la zona visible del yacimiento durante un periodo de 50 años. El Consell asumió la responsabilidad de museizarlo y conservarlo.
La primera fase del proyecto diseñada por el arquitecto Antoni Marí consiste en cubrir la zona que está a la intemperie y, en una segunda, se contempla la restauración y museización del conjunto.
La memoria del estudio de detalle explica que, a finales de 2014, se produjo la «principal incidencia» sobre el yacimiento por unas lluvias que lo inundaron y provocaron «diversos desperfectos». La zona excavada quedó por debajo de la cota de recogida de las aguas superficiales y no se previó ninguna medida para evitar su inundación. Posteriormente, se levantó un muro para cerrar el yacimiento por el lado sudoeste y desviar la escorrentía hacia un drenaje superficial de la finca colindante. «Esta solución ha funcionado bien hasta ahora», apunta la memoria.
Modificación urbanística
La cubierta incumple el volumen máximo que permite la normativa y, además, una parte ocupa la zona de retranqueo. Por ello, el Ayuntamiento tramitó una modificación puntual de sus Normas Subsidiarias para eximir del cumplimiento de los parámetros urbanísticos, en el caso de que sea necesario para conservar un yacimiento, y siempre y cuando se apruebe un estudio de detalle que constate que no producirá «una afección negativa significativa en el entorno».
Actualmente, el yacimiento, que está repleto de hierbas, se encuentra en «un estado de deterioro derivado del paso del tiempo, de los agentes atmosféricos, de la presión de los visitantes incontrolados y de la falta de mantenimiento».
