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El primer monumento evolutivo vivo del mundo estará en Ibiza

Ibiza Botánico Biotecnológico presenta su próximo proyecto: una cúpula vegetal en la que se podrán guardar y reproducir mensajes de voz

Pablo Vidarte, durante la presentación en el Ibiza Botánico Biotecnológico.

Tocar una planta y escuchar una voz, un mensaje, que una persona grabó hace tiempo. Una especie de memoria vegetal de la humanidad. «El primer monumento evolutivo vivo del mundo» estará en Ibiza, bueno, en el Ibiza Botánico Biotecnológico. Así lo aseguró ayer Pablo Vidarte, fundador y CEO de Bioo y director biotecnológico del botánico ibicenco, durante una charla en este espacio de Sant Rafel que ayer, con motivo de las fiestas, recibió centenares de visitantes. La idea es que el proyecto, en forma de cúpula, sea una realidad «en 2022 o 2023», explica Vidarte poco antes de la conferencia.

Ibiza no es el único lugar que contará con este monumento, ya que la empresa de Vidarte también está en contacto con espacios de Madrid, París e incluso Boston (EEUU). Funcionará, detalla, de forma similar «al famoso piano vegetal» que sorprende a los visitantes del biotecnológico de Ibiza. «Tocarás una planta y escucharás el mensaje», indica. El objetivo, explica, es lograr «un mundo biotecnológico». La imagen que viene a la cabeza cuando habla de este monumento es la de los jardines colgantes de Babilonia. «Es ese concepto», comenta el experto, que avanza que algunos de los nombres que les rondan para bautizar este proyecto son ‘Jardines de la vida’ o ‘Healing gardens’ (jardines de sanación).

Esta especie de biblioteca de mensajes no es el único proyecto que tienen en marcha. La próxima semana, en Madrid, se instalará un banco en el que, además de sentarse, la gente podrá cargar el móvil a través de un panel que genera y suministra energía de la naturaleza. Algunos hospitales se han interesado ya por el proyecto, señala el conferenciante, que menciona también otro de los proyectos que están desarrollando: un sistema de sensores para la agricultura. «Tienen una forma un poco de alien», comenta.

Eduardo Mayol y el director biotecnológico de las instalaciones de Sant Rafel. | JUAN A. RIERA

Sensores en la agricultura

«En ella se emplean millones de sensores que miden la humedad, la temperatura, el PH, la irrigación, la fertilización... El 90% de ellos funcionan con pilas, lo que tiene un impacto brutal», relata. Su propuesta son unos sensores «que se alimentan de la propia tierra», lo que supone un ahorro económico y medioambiental, además de que no hay que cambiar las pilas. «Bayer Cropscience, tiene 50 millones de hectáreas, que correspondería a las hectáreas agrícolas de toda España, con sensores biotecnológicos que le han supuesto un ahorro de 1,5 billones de euros al año», asegura.

Vidarte confía en un futuro con más naturaleza y menos hormigón en las ciudades. Y no se refiere a proyectos que se quedan en nada o a medio camino, como la cobertura vegetal prevista inicialmente en el Conservatorio de Música y Danza de Ibiza o las terrazas cuajadas de flores y vegetación del edificio de Jean Nouvel. El experto señala que en muchas ocasiones el presupuesto, al final, no llega para la parte de la naturaleza y la vegetación.

Piano vegetal Ibiza Botánico Biotecnológico

Piano vegetal Ibiza Botánico Biotecnológico Ibiza Botánico Biotecnológico

En el futuro que imagina el experto la biotecnología entra de lleno en las viviendas algo que, asegura, es posible «a largo plazo». «Sería como domotizar la casa, pero interactuando con la naturaleza», afirma. «Imagina despertarte, tocar una planta y que se ilumine la habitación. Y que puedas calibrar la luz. O que llegues a casa y al pasar por el jardín se ilumine. Se podría aplicar en mil aspectos», pone como ejemplo. Esto podría hacerse, explica, a través de macetas que contaran «con interruptores biológicos». Vidarte ríe cuando se le comenta que las abuelas no dejarían dormir a nadie en una habitación con una planta porque consume el oxígeno. «¡Eso es un mito como una casa!», clama. «Cuando duermes con alguien esa persona consume mucho más oxígeno y libera más CO2 que todo un bosque», señala. Es decir, que obviando temas como el romanticismo, el cariño y el deseo, es más saludable dormir con diez plantas en la habitación que con otro humano. Además, no te roban tu parte del edredón.

Volviendo a ese jardín babilónico capaz de conservar y reproducir mensajes, será posible crearlo después de que el Ibiza Botánico Biotecnológico amplíe su espacio. «Se han adquirido dos áreas colindantes. Me quedo corto si digo que el jardín se va a multiplicar por dos», indica Pablo Vidarte. Quiénes y cómo podrán grabar sus mensajes para guardarlos en el corazón de una planta es algo que aún está en estudio. «Tenemos que ver cómo lo organizamos», zanja el experto.

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