Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Droga, suciedad y amenazas: el día a día de los vecinos del barrio de sa Penya de Ibiza

Las conexiones ilegales a la red de Aqualia, realizadas por algunos de los okupas de la zona, provocan humedades y «ríos de agua» en las casas de los vecinos, que deben costear las reparaciones | Los residentes aseguran sentirse «abandonados por las autoridades»

Carteles de 'venta de droga' en el barrio de Sa Penya. DI

Sólo hace falta darse una vuelta por la zona de sa Penya, en Ibiza, para percibir la realidad. Sentado en unas escaleras de la calle del Fosc, un hombre, con aparentes problemas de adicción, trastea con una navaja de grandes dimensiones a la vista de quien transita por la vía, turistas incluidos. En la calle del Retir, tuberías rotas, adoquines levantados y olor a basura. Algunas caras conocidas de la zona, que utilizan el barrio histórico desde hace décadas como punto de venta de droga, sortean en silencio electrodomésticos, restos de comida, ropa tirada por el suelo, carritos de la compra o juguetes de bebé.

El agua cae de forma constante del techo de un baño. | DI

Otros, de aspecto enfermizo, acuden a estas calles para comprar su dosis diaria. Son las 11 horas de un viernes, pero da lo mismo. Es la realidad diaria de los negocios y vecinos de la zona que, «cansados de denunciar una y otra vez» al Ayuntamiento, a Pep Tur, el concejal del barrio en concreto, aseguran que «nunca hacen nada».

Agujero en el tejado de una casa debido a las filtraciones. | DI

En una de las cuevas transformadas en viviendas de la calle del Fosc, reformada por completo, una pareja sufre diariamente las consecuencias de vivir en lo que parece una zona marginal pero es el centro de la ciudad. «Compramos la casa hace 20 años con la promesa de Marc Costa, por aquel entonces concejal de Patrimonio, de que en unos años arreglarían la zona y se revalorizarían las casas», explica uno de los propietarios. Pagaron 250.000 euros por su casa, situada en el corazón histórico de la ciudad. Sin embargo, hace 10 años que los actos delictivos de sus vecinos de barrio no les dejan dormir.

Con la casa inundada de agua, «día sí y día también», debido a que muchos de los residentes «se enganchan al contador de Aqualia de forma ilegal», al igual que al de la luz, aseguran sentirse «totalmente desprotegidos» por las autoridades. «Nosotros pagamos por vivir en esta casa y la mayoría de las personas que viven en la zona están de okupas y hacen lo que les da la gana», critica uno de ellos.

«Agotados» y «frustrados» de tener que llamar casi diariamente al Ayuntamiento, así como a Aqualia, a la Policía Local y a su seguro para arreglar las constantes goteras que sufre la vivienda (los gastos ascienden a 6.000 euros, de momento), hace tres años que decidieron poner la casa en venta.

«De momento no tenemos comprador», explican cansados por sentirse atados al barrio debido a las «condiciones pésimas» en las que se encuentra. «Una señora vio la casa y le encantó, parecía que quería comprarla. Sin embargo, cuando salieron, ella y su marido escucharon cómo un hombre le decía a otro que le pasara más ‘caballo’ porque se le había acabado», recuerdan. «El otro contestó que si quería también cocaína», añade. En estas condiciones, aseguran que ven «casi imposible» vender su propiedad y continuar su vida en otro lugar, porque «ya no pueden más».

Enganches ilegales de agua

El pasado jueves, Aqualia acudió a revisar nuevamente los contadores, ya que el agua sigue cayendo en el baño, y desconectó los enganches ilegales que encontró en el contador. «Da lo mismo, al día siguiente los vuelven a poner», explican. Mientras esta periodista se encontraba en esta casa llevando a cabo la entrevista, un enorme caudal de agua comenzó a caer encima del lavabo, inundándolo todo, cables de luz incluidos, lo que supone un «gran peligro». La pareja inició de nuevo su rutina de llamadas para dar parte. «¡Otra vez!», lamentan.

Desde el Ayuntamiento indicaron que era un «problema con unas cañerías del alcantarillado de la calle Retir», no de los «enganches ilegales». Al menos, esta vez.

Aunque amenazados de forma permanente por los narcos de la zona, ambos aseguran que «seguirán denunciando la situación hasta que alguien haga algo». «Es nuestra casa. Somos currantes y no tenemos otro lugar al que ir si no la vendemos, ¿qué otra cosa podemos hacer?», exclaman.

El concejal Pep Tur, sobre si compraría hoy una casa en sa Penya: «Me lo pensaría, evidentemente»

decoration

Un perito del seguro acudió ese mismo día para comprobar el estado de las conexiones de agua de la calle del Retir. Al llegar a la vía, ahora en obras de reforma por el Ayuntamiento, llaman la atención los cables colgando peligrosamente por todas las fachadas y los diferentes empalmes en los contadores. Un agujero en el suelo, tapado ahora con unas maderas, señala el lugar donde otro propietario ha perdido parte del tejado de su casa debido a estas filtraciones, causadas también de los enganches ilegales. «Un vecino tiene hasta un agujero en medio de la casa por donde cualquiera puede entrar», comenta indignada la pareja.

Otra vecina del barrio denunciaba el pasado 6 de julio que unas personas había llamado a su casa, en la calle Fosc, preguntando si ahí podían «comprar drogas». «Es sorprendente la impunidad con la que se manejan compradores y traficantes. Nos hay Policía nunca y la poca que hay ni se molesta en impedir el tráfico», critica.

El problema del «menudeo»

Mientras tanto, desde el Ayuntamiento aseguran que «están haciendo todo lo posible» para mejorar y limpiar sa Penya, aunque el concejal Pep Tur confiesa que «no es tarea fácil», ya que nadie se ha preocupado del barrio «desde hace décadas». «Desde que llegamos al Ayuntamiento hemos hecho grandes avances gracias a los operativos policiales y a los desalojos de gran parte de las familias que ocupaban la almendra central de sa Penya en 2016», recuerda Tur.

A la pregunta de si compraría una casa en el barrio, el concejal explica que «viendo el trabajo que se está llevando a cabo y pensando en futuro, quizá sí», aunque si tuviera que entrar a vivir hoy, «me lo pensaría, evidentemente».

«En sa Penya quedan una serie de casas okupadas cuyos moradores siguen conectándose al agua y a la luz de forma ilegal», explica el concejal. «Y se trata de familias conflictivas», remarca para añadir que el principal problema del barrio es el «mercadeo y menudeo de drogas».

«La situación es compleja, seguimos trabajando para recuperar el barrio», asegura, aunque lamenta no poder «poner una fecha».

Compartir el artículo

stats